El Museo de la Catedral

Se cumplen cien años desde que, podemos decir, echó a andar el Museo de la Catedral de León. Casi ciento uno, en realidad, pues fue en enero de 1917 cuando el cabildo dio el visto bueno a exponer su patrimonio, si bien el proyecto quedó aparcado durante unos cuantos años…

Habrá que esperar hasta el 25 de abril de 1932, para que –por fin– abra sus puertas al público. Y aún medio siglo más para que se unifique con el Museo Diocesano –fundado este en 1948 y ubicado en el edificio del Seminario Mayor–, uniendo así sus fondos en un mismo espacio, aunque manteniendo cada uno de los museos su propia personalidad jurídica.

¿Cuánto hace que no te pasas por allí? Este es tan buen momento como cualquier otro… Son diecisiete salas en las que encontrarás auténticas joyas de la Catedral y de la diócesis de todas las épocas, desde antes incluso de que existiera la Iglesia…

Se accede desde el claustro y, nada más cruzar una puerta de nogal, te da la bienvenida una soberbia escalera plateresca que te invita a ‘perderte’ entre esculturas de piedra, tablas de pintura flamenca, crucificados de marfil, códices medievales, piezas de orfebrería, imágenes sedentes de la Virgen…

Apuesto a que te quedarás con ganas de dedicar más tiempo a algunas piezas; no sé… al Crucificado de Juan de Juni, al Antifonario Mozárabe, a la Biblia Visigótica, al Libro de las Estampas, al realejo –una suerte de órgano– portátil, a los tarros de farmacia del antiguo hospital de San Antonio, al báculo del obispo Almarcha… La llamada ‘Tarjeta de los leoneses’ –previo pago de diez euros– te permite visitar cuanto quieras el museo, así como la catedral, durante un año. Pero, además, también puedes ‘llevarte’ el museo a casa…

Y es que hará poco más de tres meses que se presentó ‘Museos de la Catedral’, un libro –a modo de catálogo– de casi quinientas páginas, firmado por su director, Máximo Gómez Rascón. No es especialmente barato, pero merece la pena. Yo ya se lo he pedido a los reyes magos; a ver si hay suerte…