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Arranca esta misma mañana un nueva etapa en Las Cortes de Castilla y León, una etapa para la que se habían prometido muchos cambios y que finalmente lo habrá, pero no será tan estructurales como se había prometido y algunos esperaban

Desde hoy, tenemos que entender por cambio el hecho de que Ciudadanos se siente en los sillones del poder
21/06/2019
 Actualizado a 03/09/2019
Las Cortes de Castilla y León viven esta mañana ungran cambio. Grande, sí, pero no tanto como se había prometido. Durante la campaña electoral, se había especulado con la posibilidad de que se produjera un cambio a nivel estructural, bien avalado directamente por los votos o bien avalado por los pactos entre los diferentes partidos. Ciudadanos, el partido al que todas las encuestas daban como llave y que como tal se consumó el pasado 26 de mayo, se habría hartado de anunciar que era necesario un tiempo de cambio en la comunidad autónoma de Castilla y León. Su argumento: terminar con las redes clientelares que genera el poder. Ni al mejor de los pensados de esta comunidad se le escapaba que, a pesar de la ambigüedad de la palabras de los políticos y especialmente de las palabras de los representantes de la formación naranja, ese anunciado cambio apuntaba a un posible apoyo de Ciudadanos al PSOE. Sin embargo, el tiempo ha quitado la razón a los adivinos y los de Francisco Igea han considerado que lo mejor para la comunidad es mantener en el gobierno en el que ya llevan 32 años al Partido Popular. Por cambio, entonces, tenemos que entender la llegada de Ciudadanos al poder, que será compartido con el PP, que le ha hecho impensable concesiones municipales y provinciales a cambio de que la Junta no cayera en manos socialistas. Difícil lo va a tener Ciudadanos para poder demostrar que el cambio es real y que su llegada a los sillones del poder será un punto de inflexión para Castilla y León.
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