El ‘morbo’ de las cárceles

El 27 de julio de 1976 en la prisión de León se produjo un motín con participación de numerosos presos subidos al tejado y muchos leoneses curiosos que se agolpaban en las inmediaciones del centro penitenciario de la capital

Fulgencio Fernández
08/05/2023
 Actualizado a 08/05/2023
Los seguidores del motín seguían instrucciones de la Coordinadora de Presos en Lucha, a nivel nacional.| FERNANDO RUBIO
Los seguidores del motín seguían instrucciones de la Coordinadora de Presos en Lucha, a nivel nacional.| FERNANDO RUBIO
Las noticias locales de los últimos días, referidas a la cárcel (de Mansilla de las Mulas, ahora) tienen un tinte realmente preocupante. Peleas entre presos, agresiones a funcionarios, lesiones e, incluso, la última que «varios presos de la cárcel de Mansilla de las Mulas retienen a la directora de la prisión y agreden a un trabajador». La cosa parece grave, por más que algún político lo minimice u otro no les ofrezca demasiadas garantías de solución.

Pero no es exactamente ese el tema que nos ocupa en este rincón de los lunes, que suele viajar cuando menos medio siglo en el tiempo, sino saber si en aquellos años 70 que Fernando Rubio almacena en su archivo hubo una problemática similar y en la memoria del fotógrafo el que fue un importante motín en los primeros pasos de la Democracia; de hecho, la revuelta tuvo que vercon el momento histórico que vivía el país y, por supuesto, León.

No hace falta decir que la cárcel de aquel tiempo era la vieja prisión provincial de las inmediaciones del CHF pues la de Villahierro, en Mansilla de las Mulas, no se construiría hasta los años 90 del pasado siglo.

Rubio recuerda bien el hecho, motín en la cárcel, y la fecha: el 27 de julio de 1976, cuando tuvo que acudir, cámara en ristre, a tomar imágenes de aquel motín que algunos leoneses ya seguían ‘a pie de obra’, observando a un buen número de internos subidos al tejado del edificio. Nos recuerda Fernando el contexto histórico en el que se producía: «En 1975 se había promulgado un indulto que permitió la liberación de más de 800 presos políticos. (Decreto 2940/1975, de 25 de noviembre, por el que se concede indulto general con motivo de la proclamación de Su Majestad Don Juan Carlos de Borbón como Rey de España). El 5 de julio de 1976, Adolfo Suárez juraba su cargo como nuevo presidente del Gobierno y en su primera declaración (el 17 de julio) presentó su proyecto ‘reformista’ que contenía importantes novedades de lenguaje y de objetivos. Uno de ellos era la concesión de ‘la amnistía más amplia posible’, base imprescindible para la reconciliación nacional».

El motín de los reclusos se produjo a finales de julio de 1976, para apoyar la promulgación de una ley de Amnistía más amplia, y formaba parte de una cadena de ellos a nivel nacionalEsa expresión de los más amplia posible es la que abrió la puerta a una batalla de presos por intentar que les llegara a ellos y, en ese marco, llegó el motín en la cárcel leonesa, organizado por la Coordinadora de Presos en Lucha (C.O.P.E.L), en paralelo con otros motines parecidos en numerosas prisiones del país.

Así se entiende aquel recordado motín de León, en el que, recuerda Fernando Rubio, «en la azotea de la prisión se había colocado una pancarta en la que se leía ‘Libertad’.
Acababa de nacer la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha), la organización de los presos sociales que se consideraban igual de víctimas del régimen franquista que los presos políticos de Franco. Reivindicaban la amnistía para todos. ‘Presos a la calle’, era su lema. Sin distinciones».

Finalmente el Decreto vio la luz, firmado por Landelino Lavilla, y en él se decía que «al dirigirse España a una plena normalidad democrática, ha llegado el momento de ultimar este proceso con el olvido de cualquier legado discriminatorio» y gracias a él «salieron a la calle la gran mayoría de presos políticos. Casi 300, según algunos estudios», recuerda Rubio.

El motín se sofocó, con los métodos de la época pero en las conversaciones de la ciudad siguió siendo comentado, especialmente por estar la prisión en la capital y ser muchos los leoneses que lo habían podido seguir en primera fila. Además del morbo que siempre han tenido las noticias relacionadas con las cárceles.

Después llegó la moderna prisión de Villahierro y con ella algunas noticias positivas, como ser pionera en la creación de los llamados ‘módulos de convivencia’ o su participación en el programa de televisión ‘El coro de la cárcel’, entre otras. También las preocupantes noticias de la llegada de sanguinarios etarras, algún preso mediático especialmente odioso, todo el mundillo creado alrededor del crimen de Isabel Carrasco y, últimamente, algo que tiene un denominador común: la falta de personal.

Y una reflexión final de Fernando Rubio: «Nunca he conseguido, y lo he intentado, comprender la frase deConcepción Arenal: ‘Odia el delito y compadece al delincuente’. Creo que a quien hay que compadecer es a la víctima».
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