El misterio de la catenaria

09/02/2022
 Actualizado a 09/02/2022
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En un viejo chiste del gran Forges aparecía lo que bien podían ser doce miembros del Consejo de Administración de alguna empresa viendo como un obrero hacía una zanja. El jefe del grupo se dirigía a él en tono comprensivo: «Pose el pico que tenemos que hablar. Usted sabe los tiempos tan difíciles que corren, la empresa atraviesa una situación complicada, nos hemos reunido y, con gran pesar, hemos decidido que tenemos que prescindir de sus servicios».

– ¿Y ustedes?; pregunta el obrero.

– Nuestra situación es diferente.

Pues eso. La imagen tiene toda la pinta de una inauguración, y más en estos tiempos que parece que algo hay que decidir en unos días. Un señor importante viene a ver lo que sea, una carretera, la vía del tren, unas vacas de leche o una empresa que fabrica cosas que se venden en medio mundo. Importa poco que después de la curva la carretera ya esté sin asfaltar, que la vía sea muerta porque se va a prometer que volverá a vivir, que la leche valga menos de lo que cuesta o que a la gran empresa no le hayas dado más que disgustos... Es la eterna performance. Al que visita no le interesa ni lo más mínimo lo que le cuentan, ni jamás supo lo que es la catenaria y sus misterios, ni se imagina que la leche no la fabriquen directamente en Mercadona.

Y mañana, otra vez.
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