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El mismo panorama

20/01/2019
 Actualizado a 10/09/2019
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Hace unos días Luis María Ansón, de la Real Academia Española, periodista y escritor finalizaba su artículo en El Mundo (Canela fina) citando al candidato del PP a la alcaldía madrileña con el siguiente párrafo: «Tendrá que superar José Luis Martínez-Almeida no sólo a sus rivales políticos sino también al fuego amigo, porque Génova (la sede nacional de la formación) es todavía un reguero de navajas cachicuernas, de espadas como labios, de puñaladas traperas».

Pues bien, podría tratarse de un virus multiplicador y nefando, que, nutrido y esponjando en Madrid, alargara sus pérfidos tentáculos a algunas provincias. Léase, en este caso, la de León y sus (des) conocidas circunstancias de los últimos tiempos en los que, con navajas o con espadas, se hicieron presentes las agresiones traperas y las cuchilladas de callejón, sin reparar en la dignidad ni en el honor de nadie.

Y en esa misma línea de carnes cortadas deben andar quienes, por ahora, tienen la sartén por el mango para dar y quitar a su antojo. Para consentir y alimentar descréditos, y para promover y apoyar todo tipo de mohosas maniobras que hundan en el pozo de la miseria a las personas de buena voluntad. Las consignas son claras.

Su peculiar y cínico ‘cordón sanitario’ se expande, en la actualidad, por Ponferrada. La alcaldía de la capital del Bierzo continúa siendo la obsesión de quienes cortan el bacalao a machetazos y por la brava, con la más que presumible anuencia y, por lo tanto, apoyo de la muchachada de Valladolid y de la de sus jefes nacionales, que, o no se enteran de la fiesta y viven en la inopia, o son tan iconoclastas que se la suda.

Cuando Casado alcanzó la presidencia nacional del Partido Popular a varios de los de aquí se les cayó la careta y enseñaron el plumero. De un brinco ¡aleop! se pasaron a la trinchera contraria. Luego, sacaron los baldeos y, cual aspas de molino, removieron el ambiente en busca de la presa. La presa, a la sazón, Soraya Sáenz de Santamaría, que había ganado en León y en el resto del territorio autonómico, a excepción de Ávila y Palencia. El mandato, en fin, estaba claro. Y la abrieron en canal. A esas horas de la veraniega jornada madrileña –corría el mes de julio último– ya eran de Casado. Todos. Desde hacía unas horas y con nocturnidad previa.

Las mismas artimañas aunque con diferentes actores se van escenificar en breve en la llamada ‘operación Gloria Fernández Merayo’, la alcaldesa ponferradina, calcando las sajaduras que padeció Emilio Gutiérrez. El guiso está a punto y la ‘muchedumbre’ –que debería alzar la voz– calla, mira para otro lado y, sumisa, se llama andanas. Lo mismo de hace cuatro años. ¡Viva la democracia!... ¡Qué carros y qué bueyes, señor!
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