13/12/2021
 Actualizado a 13/12/2021
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Una realidad virtual ¡Qué suerte! Nada de frío real, de fatigas, de lamentos, de sufrimientos. Cuando estaba a punto de comenzar el libro titulado: ‘¿Te va a sustituir un algoritmo?’, de Lucía Velasco (Ed. Turner) el cronista encuentra la noticia de que en La Complutense podrá ‘sacarse’ el Diploma en Realidad Virtual y Aumentada, que le bastaría para iniciarse en lo del Metaverso. Y recuerda a Imre Kertész, uno de sus escritores de cabecera, quien sufrió cautiverio en aquellos campos de Don Adolfo Hitler y sobrevivió para contarlo. Ojalá hubiera sido aquella una realidad virtual solamente. O fuera también virtual esta vejez nuestra: «La fatalidad más horrible, la sabiduría de la vejez».

No tardó un darse cuenta de su error cuando comprendió que lo del Metaverso no se refería para nada a la poesía (lo del ‘verso’ venía de universo), sino a una realidad virtual y aumentada como la que promueve el nuevo Facebook de Mark Zukeberg, que ahora se llama Meta. En definitiva, de lo que se trata es de sustituir la «realidad de verdad por un universo virtual en el que pretenden que trabajemos, nos relacionemos, y, sobre todo, compremos».

Es como cuando el cronista se quejaba en aquel poema ‘No amanece’ de que pasaba el tiempo y no se veía la luz al final del túnel de la opresión de la dictadura y sale un tal Pedro Gimferrer con aquello de: «Fue allá en Montreux, rosetón de los ópalos lacustres» y la crítica (del Régimen, por supuesto) exclamó, entusiasta: «Por fin alguien que es un Novísimo» y era cierto, porque más virtual no podía ser aquello.

Aun, entonces, todo debía venir de Francia, como el mayo del 68 y Saint John Perse, que por entonces (1960) premio Nobel, en su libro ‘Mares’ escribía: «La mar en nosotros, hilando sus grandes horas de luz y sus grandes vestigios de tinieblas». Al menos así lo traduce nuestro Juan Carlos Mestre en su recientísima, y preciosa, edición de Galaxia Gutenberg.

Pero el cronista es más de Imre Kertez que de los novísimos, más de esos que llaman a cada cosa por su nombre: «De la vejez no hay salida»; «La intangibilidad que te brinda la desgracia»; «Mientras me aferre a mi locura seguiré cuerdo». Lo del Metaverso, a los novísimos con ese hueso. Al cronista, ya no. Aunque debería revelar su pensamiento, y es otro dicho del citado, para quien ojalá lo del campo de concentración hubiera sido virtual entonces solamente: «Todo el mundo es amable conmigo, como si me acompañasen al patíbulo». Como si nos llevasen en volandas a las garras del metaverso de Mark Zukerberg.
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