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El Mercado de las Pulgas

10/06/2019
 Actualizado a 11/09/2019
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Para sobrellevar el estado de ansiedad post elecciones, este cronista decidió poner tierra por medio y rememorar, y en cierto modo retomar,una lejana estancia en París con el finado maestro y amigo Agustín Delgado, en la que, en una semana, no salieron de casa, leyendo y comentando a Paul Celan, quien, en 1970 y con 50 años, desesperado, se había tirado al Sena desde el puente de Alma, incapaz de soportar los recuerdos de una niñez en el campo de exterminio.

Una leonesa en París le sugirió visitar el Mercado de las Pulgas, donde se vende y se compra todo lo usado, desde las grandes marcas hasta los enseres más ordinarios y por el que solía pasear Picasso y fue escenario de ‘Medianoche en París, de Woody Allen. Buen lugar para comprender el trapicheo de nuestros políticos con los votos que, con tanto esfuerzo, los ciudadanos depositamos en las urnas, y que pronto terminaron en el mercado de las pulgas, a preciosde barato.

Del trasiego de los 130 votos al PSOE que la mesa de La Pastorina atribuyó a los de Vox, a cambio de sus 28, nada sabían en París, más preocupadospor las algaradas de los ‘Chalecos amarillos’. Menos mal que, saliendo de allí, en la Rue des Rosieres,en el restaurante ‘La chope des puces’ donde sonaba un jazz de postín,pudimos hablar de León tranquilamente. Ya José Vicente Pascual nos había metido en el argumento de su novela en marcha, en un París en el que, tras la II Guerra Mundial, la vida era una fiesta en la que los travestis eran algunos de los personajes más frecuentes.

De pulgas y travestis tal vez hablaran Agustín Delgado y José Miguel Ullán, en aquel París en el que tanto hubieron de renegar de una España que tanto se alejaba de la racionalización de la vida política. Ambos, mientras tanto, traducían a Paul Celan, que estaba revolucionando la forma de escribir poesía, mientras aquí campaban los Novísimos, una nueva forma de camuflar la realidad de aquel mercado de pulgas cultural que era España.

«Nos amamos como se aman amapola y memoria», escribía Paul Celan, incapaz de soportar los recuerdos del campo nazi donde fue encerrado y en el que sus padres, judíos, fueron aniquilados. Suerte que, al llegar, se encuentra el cronista con el nuevo libro de Luis Mateo: ‘Gente que conocí en sueños’ y se dispone a degustar uno de los más gustosos y mejor condimentados platos de la literatura española: «Nunca morimos del todo», declara en una entrevista. Tal vez vayamos al Mercado de las Pulgas, como mercancía.
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