El maíz maldito

La pasada semana, una proposición no de ley presentada en las Cortes por el Grupo Parlamentario Socialista, trató de forma infructuosa de conseguir que la Junta declare al maíz como cultivo prioritario o estratégico, reconocimiento que ya tienen otras muchas producciones agroganaderas de la región. Los votos del PP se opusieron a la iniciativa, aunque no fueron suficientes para evitar que llegue al pleno de las Cortes, donde de nuevo el PP se opondrá sin mostrar el más mínimo rubor. No creo que los del PP de León sean malas personas para ir en contra de los intereses de los cultivadores de maíz de su propia provincia, ni pienso que todo el Grupo Parlamentario del PP de las Cortes esté confabulado contra los intereses agrarios leoneses. Pienso que los parlamentarios del partido del gobierno no levantan el dedo sin tener la venia del ejecutivo, y el ejecutivo, en particular la Consejería de Agricultura, no tienen al cultivo del maíz y a los que se dedican a ello, entre sus prioridades de gobierno. Se da la casualidad de que León representa más de la mitad de la producción de maíz de Castilla y León, que es la principal provincia productora de España, que se trata de un producto del que España es deficitaria, que se adapta como ningún otro a nuestros regadíos, que es el cultivo preferido por los agricultores leoneses, que genera una facturación de 132 millones de euros al año, y que consume en servicios y medios de producción otros 100 millones de euros, de los que se benefician un montón de pequeñas empresas y autónomos que generan empleo y riqueza en el medio rural. Por más que para la Junta el maíz sea un cultivo maldito, los leoneses nos sentimos orgullosos de nuestros campos de maíz y de la profesionalidad de nuestros productores. Y mientras en la Consejería de Agricultura se dan cuenta de sus errores, seguiremos reivindicando que el cultivo del maíz no tenga menos apoyos de los que tienen otros sectores más glamurosos a los ojos de los políticos. Lástima que este grano no se venda en botella.