El leonés que trajo a Frank Sinatra pese a su amenaza de no volver

Seni fue un singular empresario de Sabero, afincado en el País Vasco, cuyo logro más recordado fue traer a España a Frank Sinatra, en 1986. Esta semana, su familia ha cedido sus recuerdos al ILC

Fulgencio Fernández
19/09/2021
 Actualizado a 19/09/2021
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Esta semana tuvo lugar un acto que, al margen de la generosidad y la importancia del legado, tiene el aliciente añadido de permitirnos recuperar la biografía de uno de esos leoneses muy singulares, el saberense Arsenio Marcos, Seni, al que su amigo Garcival colocaba bajo el epígrafe de «curiosos, atípicos o extravagantes».

El acto fue la entrega al Instituto Leonés de Cultura (ILC) de todos los documentos, fotografías y recuerdos de este leonés singular. Lo hizo su hermana Oliva, acompañada del citado Gonzalo Garcival, periodista de reconocida trayectoria y saberense como Seni, quien reivindica para él un lugar en el recuerdo de «este personaje fascinante y de una condición humana más allá de lo normal en estos tiempos de negra ingratitud y amargura extrema».

El hecho por el que más conocido fue Seni es que fue quien logró traer a España en 1986, para actuar en elBernabeu, y se olvidara de su amenaza de no volver a pisar suelo español. Algo impensable y más en un casi ‘pescador por libre’, por lo que se le puso en contra todo el mundillo de la organización de espectáculos, que le acusaron de inexperto, intruso y, lo que es peor, le boicotearon. Se cuenta que, a causa de ello, el leonés perdió bastante dinero pero al final del concierto, viendo los fuegos artificiales, comentó: «Me ha costado un pastón (130 millones, se dijo)... pero lo hice». Su pena era que su padre no pudo ir al Bernabeu por una complicación en la silicosis que padecía a causa de sus años de mina, trabajo que también hizo Seni en su juventud (en Hulleras de Sabero) después de ser pastor desde niño, lo que hizo que algunos de los ‘ofendidos’ con el asunto Sinatra le llamaran despectivamente ‘el pastor’.

Pero realmente Seni tenía muchos más méritos, no se le podía negar esa condición de «hecho a sí mismo» pues, recuerda Garcival, «con lo puesto, cogió un día el Tren Hullero hasta Bilbao, ciudad entonces de nuevas oportunidades. Y al cabo de unos años, a base de hacer portes con una motocarro, se impuso, como hombre que se hacía a sí mismo, en el mundo bilbaíno de los negocios y llegó a regentar las mejores salas de fiestas».

Ahora los testimonios que dan fe de los avatares de este fascinante personajes estarán a disposición de sus paisanos, a los que jamás olvidó, entre los fondos del ILC, recordando que fue él quien logró que ‘La Voz’ se olvidara de su amenaza y volviera a pisar suelo español.
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