El Juzgado ya tiene la muestra de cabello del principal sospechoso del crimen de Navatejera

El joven insiste en que es inocente y su abogado sostiene que la prueba es nula y que emprenderán acciones por ello

I. Herrera
16/01/2018
 Actualizado a 19/09/2019
El principal investigado por el crimen y su abogado defensor, García-Montes, a la salida de los Juzgados este martes.
El principal investigado por el crimen y su abogado defensor, García-Montes, a la salida de los Juzgados este martes.
El principal sospecho por el crimen de Rocío Fernández Ameijeiras, ocurrido en mayo de 2005, ha comparecido este martes en los Juzgados de León, tal y como ordenó la Audiencia Provincial al Juzgado de Instrucción 3, para que le fueran tomadas muestras de cabello a petición del perito de parte, a raíz de un informe forense particular realizado por del prestigioso doctor Luis Frontela. 

En ocasiones anteriores se había convocado al joven investigado por el asesinato sucedido hace ya casi trece años sin que se hubiera llegado a practicar la prueba que, según la defensa, este martes sí se ha llevado a cabo. Cabe recordar que el caso había sido archivado hace unos años si bien el alto tribunal leonés ordenó su reapertura en base al citado informe forense particular que halló varios pelos en el cuerpo de la joven asesinada. 

El sospechoso ha comparecido ante los medios junto a su abogado, Manuel García-Montes, a la salida del juzgado y ha sostenido que es inocente y que está sufriendo un gran "perjuicio tanto personal como profesional". "Ya estoy muy cansado y vamos a ir a por todas, a que se aclare esto de una vez", apuntaba. 

Su letrado, García-Montes, desmintió que en ningún momento su representado se haya "negado" a hacer la prueba practicada este martes a pesar de haber sido citado para ello en anteriores ocasiones sin que se llevara a cabo por diversos motivos, el último, que el tamaño de su cabello no daba la medida necesaria, por lo que fue instado judicialmente a no cortarse el pelo hasta la fecha de hoy. 

Según García-Montes, que ha asumido recientemente la defensa del joven, la sala y el magistrado de la Audiencia Provincial están interpretando "en negro" el artículo 24 de la Constitución Española omitiendo, a su entender, su presunción de inocencia. Tal y como exponía el abogado, la normativa del Consejo de Europa en la que se ampara la Audiencia habla de 'frotis bucal', no de muestras de cabello, y a instancias del Ministerio Fiscal, "no de terceras partes", por lo que avanzó que, a pesar de haber "comparecido voluntariamente" a la toma de muestras, una vez que se conozca el "previsible" resultado y se produzca el "oportuno auto de sobreseimiento libre" para su representado, "ejercitaremos actuaciones contra todos, inclusive los que han ordenado esto, porque una persona no puede estar diez años sometida a este tratamiento". 

García-Montes ha detallado que este martes se le ha realizado a su cliente una medición del cabello tomando las pertinentes muestras de una determinada medida que "han sido introducidas en los oportunos sobres totalmente lacrados y precintados que la señora letrada de Justicia supongo remitirá al doctor Frontela para que haga lo que de acuerdo a su conciencia tenga que hacer".

El caso

Doce años después el crimen de Rocío sigue impune. Y doce años después, las principales sospechas recaen sobre el que, según su familia, era su novio cuando ésta desapareció y el presunto padre del hijo que estaría esperando. Desde un primer momento estuvo bajo el punto de mira de la investigación, pero a día de hoy no se han encontrado pruebas concluyentes para formular una acusación en su contra y no se ha celebrado juicio alguno.

Rocío Fernández Ameijeiras desapareció el 12 de mayo de 2005, su cuerpo fue hallado a principios del mes siguiente en una escombrera en Navatejera. Desde el mismo día de su desaparición su familia recibió mensajes de texto desde el móvil de Rocío, pero parece imposible que fuera ella quien los escribiera, pues debió ser asesinada aquel mismo 12 de mayo. El móvil de la joven no ha aparecido.

En esos mensajes le decía a sus padres que se había ido a Madrid, que ya tenía trabajo y que fueran a casa del supuesto padre de su hijo a pedirle perdón porque él no era el padre. Habría sido por el desconcierto que esos mensajes causaron a su familia y por la imposibilidad de hablar telefónicamente con ella que sus padres decidieron denunciar ante la Guardia Civil su desaparición, pero Rocío era mayor de edad y supuestamente se había marchado por voluntad propia, por lo que no podían traerla por la fuerza. Pocos días después una pareja que paseaba por los parajes de Navatejera halló un cadáver, era el de Rocío.

La investigación se centró en dos jóvenes como posibles autores, el padre del hijo que Rocío estaba esperando, según ella misma habría contado a sus progenitores, y un amigo de su pueblo con el que también había mantenido un noviazgo. Las sospechas sobre este último han ido perdiendo fuerza a medida que todas las pruebas le han ido descartando. Sobre el primero tampoco parece haber pruebas concluyentes, tan sólo indicios que no han sido suficientes, según el criterio de la Justicia, para formular acusación contra él. No obstante, durante años ha retrasado la práctica de la prueba realizada este al fin este martes que podría ser crucial para descartarle como sospechoso o impulsar esa acusación.
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