El juguete conectado también puede ser un arma cibernética

El Incibe alerta del peligro de estos regalos y lanza una guía para aconsejar en qué fijarse antes y después de adquirir uno de ellos

Sergio Jorge
02/01/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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Ordenadores con todo tipo de capacidades y usos, drones, muñecos o robots que se conectan a internet... La lista es extensa, pero todos estos juguetes tienen algo en común: su conexión wifi hace que puedan recibir y emitir datos y, por tanto, están en disposición de ser objeto de un ataque cibernético. Por este motivo, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), por medio de su plataforma Internet Segura For Kids (Is4k.es), y en colaboración con la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, ha elaborado una completa guía para que todo aquel que regale o reciba un artículo conectado durante estas navidades sea consciente de los riesgos que tienen y, sobre todo, sepan cómo utilizarlos de forma conveniente.

Hay que tener en cuenta en primer lugar que los juguetes conectados son los que pueden interactuar con otro dispositivo para intercambiar datos mediante una conexión de internet, por lo que son capaces de responder a preguntas o a órdenes, captar imágenes mediante cámaras integradas en ellos e incluso conectarse a móviles mediante aplicaciones. Por eso, no son considerados así los tradicionales coches teledirigidos que no se conectan a la red. Y tampoco se incluyen entre las advertencias de esta guía los que están dirigidos a los adultos, como móviles, portátiles o ‘smartwatches’.

Ante estas posibilidades, en esta guía se deja claro que los juguetes conectados ofrecen nuevas funcionalidades para el juego interactivo y el aprendizaje, de ahí que el primer consejo que se especifica es que siempre se deben escoger los más seguros y adecuados a la edad y madurez del menor que va a recibir el regalo.

Es tal la innovación en este tipo de juguetes que muchos son capaces de preguntar al niño y la respuesta es grabada y almacenada, incluso añadiendo imágenes del menor, por lo que si está conectado a la red wifi, se da la posibilidad de que los datos guardados puedan ser enviados al fabricante, de ahí que en el artículo debe constar claramente la política de privacidad, quién es responsable de la recopilación de información, en qué se va a utilizar y cómo se pueden ejercer los derechos que tiene el usuario.

Aunque parezca baladí la información recogida, se pueden crear perfiles adaptados a cada menor, por lo que el juguete puede personalizar la experiencia del menor, pero también es susceptible de recibir publicidad o incluso vender los datos almacenados. Y es que en muchas ocasiones se incluyen cuestiones personales del menor y su familia, desde el lugar en el que viven hasta sus gustos, horarios o grabaciones en el entorno familiar, lo que puede hacer que se filtren en internet y cualquiera pueda acceder a toda esta información.

Otro de los riesgos detectados en este tipo de juguetes se produce cuando el menor hace un mal uso de él, por ejemplo utilizando la cámara o el micrófono grabando a otra persona sin permiso o incluso para burlarse, lo que expone a sí mismo o a otros menores a estos riesgos antes reseñados.

Pero otro de los peligros a los que se exponen los usuarios es que estos juguetes permiten que los menores puedan entrar en contacto con personas desconocidas durante el juego, con el consiguiente riesgo de que tengan un propósito malintencionado, pero también de que al provocar la interacción de los niños, hace que favorezcan su uso excesivo o el acceso a contenidos inapropiados para su edad.

Además de fijarse con atención en las funcionalidades del juguete así como en su edad recomendada, hay que tener en cuenta que la configuración del artículo es una de las claves para evitar futuros problemas, para lo que se aconseja cambiar y crear contraseñas robustas, mantener las actualizaciones al día e intentar apagar el dispositivo cada vez que no se usa. También es aconsejable crear controles parentales para limitar el acceso a otras aplicaciones o controlar el tiempo de juego.

Pero en esta guía también se incluyen otras recomendaciones, como acompañar al menor en el juego para que aprenda desde pequeño los buenos usos, supervisar su actividad, mostrarle cómo pedir ayuda, fomentar el respeto en su uso y potenciar el pensamiento crítico.
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