El Jato de El Turó

Ahora que tenemos que desayunar con Pudemón, aunque haya unos guevos fritos con chorizo que parece que van a la procesión del Corpus de guapos que están –es lo que se llama «repugnan de guapos»–; decía al volver al suco que tanto Pudemón nos obliga a meter otra vez la conversación por los vericuetos de lo catalán y recordar cuando los quisimos acristianar y mandamos para allá un destacamento completo: Sidoro, Jaimito, Abdón que le decían sólo Don, Manolo quele fervía tanto la sangre que le decíanEl Tranquilo, Pepín que se quedó en la Bultaco, Bolero que le cogió manía a la Coca Cola de trabajar en ella, los Gilque eran varios y varias y variados, Fonso y no sé cuántos más, Gelo que antes de ser Fierro se hizo con los mandos de la Martini... tantos que llegaron hasta Breda y fue cuando se le dio la segunda mano a ‘La rendición de Breda’, que la primera ya estaba seca.

Dicen que fueron para allá a acristianarlos porque llamó una vez Conchina la del Mambís y como le hablaron en catalán dio la voz de alarma: «Hay María rapá, allí no debe haber maestros, saben hablar pero no pronuncian, no entendí ni una palabra».

La mayoría fueron para El Turó de la Peira, que para nosotros es como si fuera otra pedanía más, con más vecinos que Rodillazo pero de la casa. Y se hicieron a las costumbres de aquí, que no llegaba el dinero para pagar la pensión pues la sacaba a bailar Sidoro y que cobrara en tangos y esas cosas tan nuestras que ahora llaman tradicionales.

Y volvían como pinceles y metidos en conversación que podríamos llamar cosmopolita. Uno le llamaba peatones a los paisanos que iban por la calle y Bolero volvía loco al personal cuando hacía el pedido de por la noche antes de empezar el café: «Un moka exento de achicoria, bajo en caloría dulce, un dragados y construcciones con iceberg flotando y para el Jato del Turó aplícale una birra aliñada al estilo ruso», que parece ser que era café solo, sin azúcar, Dyc con hielo y una cerveza con vodka, pero dicho por un conquistador.

Y Pudemón a uvas. De mosto, claro.