El "infantil" regreso de Elena Santiago

La escritora de Veguellina presenta este viernes en León un libro de literatura infantil

Fulgencio Fernández
19/10/2018
 Actualizado a 16/09/2019
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Nunca el olvido’ es la última novela de la leonesa Elena Santiago, de 2015. Nunca el olvido es una expresión también válida para esta escritora nacida en Veguellina de Órbigo en 1941. Autora de más de una veintena de novelas, libros de cuentos, premiada, una voz singular de esa importante literatura leonesa desde Valladolid, en su caso. Nunca el olvido llegaría pero hoy (a las 19 horas en la Biblioteca municipal Padre Isla) nos regala su presencia y una obra, diferente, de poesía infantil, ‘Mat y Pat. Vuelos de niños’, que ha visto la luz en Eolas, cuyo editor —Héctor Escobar— acompañará a la autora en el acto. También participará la ilustradora, la madrileña Ángeles Peinador.

– Después de un largo silencio regresa con un libro infantil...
– Son muchas circunstancias. Pero fundamentalmente ocurrió que después de tanta oscuridad en la que me he visto atrapada llegó este libro, que me apetecía hacerlo y me ha venido muy bien, en todos los aspectos.

– Pero no es su primera incursión en el mundo de la literatura infantil.
– Es cierto, hay otra anterior pero diferente, hace 15 años con aquellos ‘Sueños de mariposa negra’que quería ser amarilla. Una reflexión sobre la aceptación, la autoestima y la integración. Sí tenían una cosa en común, la ilustradora, Ángeles Peinador, que es una excelente ilustradora pero en este libro hay que decir que ha sido mucho más. Cuando conoció el texto dijo que quería hacerlo, le infundió a sus ilustraciones un cierto optimismo de vivir, muy suavemente. Lo ha vivido de una manera muy personal, ha querido estar dentro del asunto.

– ¿Cómo nació ‘Mat y Pat’?
– Realmente no tuvo un origen premeditado, pero sí que ocurre que observas y disfrutas con tus niños, primero los tuyos, después los nietos, y vas asimilando que tienen una forma realmente interesante de participar, de interesarse por el mundo que les rodea, en la que a la curiosidad suman elevadas dosis de fantasía.

– ¿Es fácil para una habitual novelista dar el salto a la literatura infantil, encuentra pronto el lenguaje y el tono?
– La ventaja es queyo jamás me planteé escribir un libro de literatura infantil, ocurrió que fui acumulando experiencias, observaciones... y sentí la necesidad de contarlo. Una mañana me puse a hacerlo y me pasé una larga sentada escribiendo, resultó muy agradable, pero lo dejé en reposo y me puse con una novela en la que estaba trabajando y con el miedo de no regresar a aquel libro infantil.

– Pero regresó...
– Regresé. Con las ideas claras, con ganas de hacerlo para plantearlo como un viaje personal a la infancia, con un fondo de recuerdos y vivencias y pronto encontré tanto la voz como el tono.

– ¿Qué tiene de especial ese tono para un libro infantil?
– Tenía claro que, sin dejar de ser un texto mío, fuera algo que se leyera fácilmente. Con un tono interior que tenga música, que suene bien y que al leerlo lo entiendan.

– ¿Es un libro sólo para niños?
– Me atrevería a decir que no; es para niños pero no solo... Cuando se lo di a la ilustradora, Ángeles Peinador, le gustó mucho; el mismo entusiasmo mostró el editor, Héctor Escobar, que suele decir que «es un libro para los más pequeños, o para mí». Y ademásse lo di para leer a gente de mi entorno, algunos que ya andan por los ochenta años, y me comentaron que era una lectura muy apropiada para ellos, que les interesaba.

– Dice que ha recogido experiencias de hijos, nietos, niños de su entorno personal más cercano... ¿No hay nada personal, de la infancia de Elena Santiago?
– Podría decir que de forma consciente no lo he hecho, que no hay, por decirlo de alguna manera, autobiografía, pero estoy segura de que tengo que estar reflejada en algunos pasajes que incluso ignoro, pero es evidente que habrá salido por alguna parte el maravilloso recuerdo de mi infancia en Veguellina.

– ¿Cómo fue?
– Feliz. Allí fue donde me asomé a la vida y con seis años fui a la escuela del pueblo, durante tres cursos. Me marcó tanto que cuando a los nueve años me fuia un colegio de Leónaprendí el miedo y la tristeza al no estar con la familia, cerca del Órbigo y tantas cosas.

– ¿Ya quería ser escritora?
– Te diría lo que le conté Michèl Muncy, para un trabajo titulado ‘Conversaciones con Elena Santiago, que yo lo que realmente quería ser, cuando fuera mayor, erapájaro o ángelpara no romper los calcetines, acabé siendo escritora desde los 11 años seducida por la imaginación y la palabra. Busqué y sigo buscando el pulso necesario, la intensidad y la fascinación, para convivir con unos personajes de lágrimas y realidad, envueltos en algunas nieblas.

– ¿Qué es lo mejor que ha encontrado en esos niños que nutren la historia de los vuelos de Mat y Pat, que hoy presenta.
– Pues lo mejor que tienen los niños, a los que adoro, y es que desde la infancia viven en mundo de fantasía... por eso he sentido la necesidad de que estos recuerdos y estas vivencias fueran un libro.
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