25/01/2015
 Actualizado a 12/09/2019
Guardar
Cuando uno ha nacido en León, tierra de expertos en el arte detirar piedras contra el propio tejado, no puede evitar sorprenderse ante el proverbial chovinismo de nuestros vecinos astures.

Aquí, por ejemplo, solemos denominar a la principal vía de comunicación entre ambas provincias por su punto de destino, como manda la tradición y el sentido común. Es, para nosotros,‘La autopista de Oviedo’, pero en Asturias, sin embargo, se la conoce como ‘La autopista del Huerna’. El Huerna, por lo que aquí respecta, es un viaducto ubicado en el punto inmediatamente anterior al inicio de la autopista desde Campomanes, que toma el nombre del valle que sobrevuela, de forma que la nomenclatura utilizada por los asturianos viene a ser algo así como si nosotros la llamáramos ‘La autopista de la Virgen del Camino’. Pues nada, para ellos es toda Huerna, si ven nieve en Caldas es que «había nieve en el Huerna», ante una estampa del puente Fernández Casado sobre el pantano de Luna, exclaman «¡qué bonito es el puente del Huerna!»; si sube el peaje, aunque lo paguen en La Magdalena, se quejan amargamente de lo caro que está el Huerna.

Anécdotas aparte, da gusto oír a un asturiano hablar de Asturias, y cierta pena oírnos a nosotros mismos hablando de León. No es que sintamos menos amor por nuestra tierra que los asturianos –amor que, por otra parte, en ambas provincias se separa por igual de desvaríos antiespañoles– pero si un observador externo se deja guiar por los oriundos, la historia, el paisaje, el patrimonio y la gastronomía de aquel lado de la cordillera parece tener mejor venta, y la crisis, el paro, la falta de iniciativa y de oportunidades, y la emigración masiva de jóvenes, se presentan aquí como mucho más alarmantes, aunque en todo ello, tanto en lo bueno como en lo malo, andemos a la par.

Como suele suceder en España, también sobre este asunto ofrece el fútbol una buena radiografía social. La Cultural y el Oviedo se baten en los mismos campos de la Segunda División B, han estado a punto de desaparecer en los últimos años, y tienen que soportar la humillación de tener, respectivamente, a la Ponferradina y al Sporting en Segunda División (más dura será la caída), pero mientras que la Cultural tiene que padecer a una afición algo fría y hastiada, tendente a tomarse a su equipo a cachondeo, el Oviedo es seguido a todas partes por una ruidosa y abnegada marea azul. No estaría de más que aprendiéramos algo de ella a este lado... del Huerna.
Lo más leído