El guardián inalterable

El Caballero Templario, la escultura ecuestre ubicada a la entrada del barrio del Temple de Ponferrada obra de Óscar Álvariño, cumple 20 años. Fue «un desafío» para el artista y ahora es todo un símbolo para la ciudad

Diana Martínez
14/08/2018
 Actualizado a 18/09/2019
El Caballero Templario, sobre su peana del puente de hierro. | D.M.
El Caballero Templario, sobre su peana del puente de hierro. | D.M.
Una escultura ecuestre siempre es un reto para cualquier artista». Hace dos décadas, en el año 1998 se colocó a la entrada del barrio del Temple de Ponferrada la escultura‘Monumento al caballero Templario’, una obra del célebre artista madrileño Óscar Alvariño Belinchón que otorgaba solemnidad, arte y una estampa para la historia al ilustre barrio ponferradino.

‘Vecinos de bronce’ se centra en esta ocasión en una obra emblemática para Ponferrada, un monumento que cada año, se hace protagonista de la fiesta de la Noche Templaria, ya que la imposición de la capa a la figura del caballero es una de las actividades de recreación medieval que se organiza cada año en la ciudad.
El autor recuerda el proyecto como un «un auténtico desafío». El Ayuntamiento, entonces dirigido por Ismael Álvarez, hizo una invitación a presentar propuestas a varios artistas y el «ambicioso» diseño de Óscar Alvariño fue el elegido.El artista ya había hecho antes otra obra para la ciudad, el busto a Luis del Olmo que hoy luce en la plaza del mismo nombre.

Pero esto era distinto. «Hacer una escultura ecuestre es como un viaje a otra época. Mi familia tiene caballos y poder hacer esta obra era unir un trabajo profesional a una pasión y a ese contacto con el animal y lo que eso supone en tu vida».

Tuvo 32 días paramodelarla. «Recuerdo una etapa muy intensa, por Navidad, con nieve en casa». Después, «menos tiempo del que hubiera deseado para el montaje, porque los políticos tienen una fecha en la cabeza», explica el artista. Y en épocas preelectorales esa fecha importan más que los tiempos que necesitan los artistas para hacer su trabajo.

Aún así, el resultado final fue «muy satisfactorio» para el autor «aunque no pude disfrutar con todo el tiempo que hubiera querido de ese proceso, de verla en el montaje, fotografiarla, disfrutarla con calma y eso para un artista es importante. ¡Es como si vas a la catarata de Iguazú y te dicen que tienes cinco segundos para verla!», explica.

El caballo se sostiene sobre una diagonal. Apoya en el suelo la ‘mano’ derecha y el ‘pie’ izquierdo. Eso supone todo un trabajo de composición de tremenda importancia para que la figura, un bronce de cuatro toneladas que debía sostenerse sólo sobre dos puntos. La gualdrapa del caballo le añadía casi una tonelada y media más de carga. Y el caballerodebía mostrarse fuerte, firme, aguerrido y seguro en la montura de un animal en una pose desafiante, dinámica, extendida, en una suspensión admirable.

El artista recuerda unos tremendos fastos el día de la inauguración de la escultura. Oscar Alvariño no estaba en la tribuna de autoridades ni invitado, sino entre el público.Sólo recibió la felicitación del aparejador municipal y algún técnico, y posteriormente de algunos profesionales del mundo del arte.

Quizá hay gente que piensa que estas figuras están en un almacén y cuando alguien las compra, se colocan donde manda el alcalde de turno y punto. Pero tras un bronce de 4.000 kilos no hay sólo un Ayuntamiento que compra un monumento. Hay pasión, reflexiones, horas, trabajo intenso, nieve, noches sin dormir, miedo e incertidumbre a veces, talento y arte.  Y por eso una escultura se convierte en un emblema.
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