maximob.jpg

El gran problema de la misa

14/03/2017
 Actualizado a 17/09/2019
Guardar
Hay partidos políticos especialmente preocupados por los problemas de los españoles. Uno de ellos es Podemos. Otra cosa es dar con la manera más acertada para solucionarlos. Entre las cuestiones más urgentes en España planteadas en las últimas semanas por la formación de Don Pablo Iglesias Turrión está el tema de la misa dominical que retransmite la 2 de TVE. Por ello han presentado una proposición no de ley a fin de eliminar dicha retransmisión.

Así, a primera vista, no parece que la misa de los domingos pueda ser tan dañina, pero seguro que la ‘formación morada’ ha de tener razones de peso para tratar de suprimirla. Intentaremos adivinarlas.

Ciertamente no puede deberse a razones de tipo legal, puesto que el Estado Español no es confesional, pero tampoco laico. Y la Carta Magna habla de tener en cuenta a la Iglesia Católica y a las demás confesiones religiosas, en un clima de respeto y colaboración. Se entiende, pues, que sea urgente la reforma de la Constitución para poder liberarse más fácilmente de la ‘nefasta’ influencia de la Iglesia. No es mucho suponer, pues, que hoy por hoy el mejor argumento para quitar la misa de la 2 es el que en su día formuló Carlos Marx: «La religión es el opio del pueblo». Siendo así, parece que, en nombre de la lucha contra la droga, todo esfuerzo será pequeño para erradicar un estupefaciente tan perverso como la religión. En el caso de la misa televisada se da el agravante de que es el programa más visto de la segunda cadena. Si lo vieran solamente unos poquitos, resultaría indiferente, pero no se puede consentir que el daño llegue a tantas personas.

Bien es verdad que entre los principales televidentes de la misa se encuentran personas mayores o enfermas que, muy a pesar suyo, no pueden ir a la iglesia. Desde el punto de vista meramente electoral el quitarles este ‘capricho’ no parece que vaya a tener ningún coste electoral, pues es gente que no suele votar a Podemos. Que se fastidien los viejos.

El problema que puede surgir es que, dado que ante todo hay que ser equitativos, al quitar la misa de la tele, que no gusta a todos, habría que quitar también otros programas que tampoco tienen aceptación universal, como los dedicados al corazón, o al fútbol, y toda la telebasura. Y eso podría llevar al cierre de la emisora con la consiguiente pérdida de empleo. Finalmente está el tema de financiar programas religiosos con los impuestos de los españoles. Se supone que los católicos no pagan impuestos. Menos mal.
Lo más leído