El Gran Poder, el canto de la Buena Muerte y la tradición de la Redención marcan la tarde del Domingo de Ramos

Nueve pasos en la calle en una jornada con buen tiempo en la que no faltó la clásica multitud esperando a los de San Martín

L.N.C.
02/04/2023
 Actualizado a 02/04/2023
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Tarde de Domingo de Ramos en León es sinónimo de calles llenas. Primer salió la Cofradía Cristo del Gran Poder, con sus cinco pasos, que presidía un Cristo del Gran Poder que desfiló desde San Lorenzo a las 17:00 horas anunciando la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén aclamado por palmas y ramos a las faldas de la Catedral. Abría la comitiva el paso de los Apóstoles, con la AM de Jesús Divino Obrero. Acompañaba al titular de la cofradía la AM del Gran Poder, que ponía su música también a la Expulsión del templo. Los dos últimos pasos, San Juan y la Virgen titular de la penitencial, iban mecidos a los sones de la Banda de Música del Dulce Nombre. Un recorrido corto, como el del año pasado, debido a las obras de los Cubos, que transcurrió sin incidentes y con las varas llenas en una cofradía que cada año sigue sumando hermanos.



Desde la iglesia de San Francisco salió a las 19:45 horas el Dainos, organizado por la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio, con su canto de la ‘buena muerte’ en un recorrido que lo llevó acompañado de la Banda de Música de las Siete Palabras hasta la Catedral y Santa Nonia, donde tuvo lugar el encuentro con la Madre, en colaboración con la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad.

Ya pasadas las 20:45 horas salía la última procesión del día, la organizada por la Cofradía Nuestro Padre Jesús de la Redención. Tres toques a la puerta de las Carbajalas llamaban a los hermanos a la procesión y salía el Cristo de la Misericordia con su manto de claveles rojos. Sonaba Jesús del Prendimiento a los sones de la Agrupación Musical del Dulce Nombre y la plaza del Grano enmudecía. Los de rojo y negro, horqueta en mano, volvía a las calles del barrio de San Martín, demostrando tradición, silencio y una puja lenta, suave, sobria y exacta. Al Cristo titular lo acompañaba la AM de la Bienaventuranza y a la Divina Gracia, como siempre, la AM de Angustias y Soledad. 

Hubo un pequeño percance en la salida, cuando los hermanos colocan en el trono al Cristo titular en el exterior del templo. La gente agolpada en la plaza contuvo la respiración cuando el Cristo cayó unos centímetros, pero los encargados de sostenerlo pudieron frenarlo a tiempo y todo quedó en un pequeño susto. La Redención siguió su camino con normalidad ante una multitud fiel a la cita en una de las procesiones más multitudinarias de la capital. 
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