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El gato al agua del PP

07/03/2021
 Actualizado a 07/03/2021
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El par de líderes nacionales del PP –Casado y Egea, por este orden– empiezan a sentir en la nuca el aliento de los barones regionales. La emanación les produce sarpullidos. El resultado de las elecciones catalanas y los últimos excesos verbales de uno y de otro no auguran, a corto plazo, un horizonte despejado. Al contrario. Que Vox, en Cataluña, les haya pasado por la derecha –y nunca mejor dicho– como un rayo, a una velocidad de vértigo, equivale a un hostiazo a mano abierta en la cara de ambos dirigentes. Y, de retruque, en Andalucía, donde la gobernabilidad de los ‘populares’ pasa por el visto bueno de las huestes de Santiago Abascal, ya empiezan a cantar la gallina.

En León también se cuecen habas. Y a calderadas. Las espadas continúan afilándose en el esmeril de la codicia a la espera de que la moribunda Génova bendiga el próximo congreso provincial. El del tira y afloja entre Casado y Mañueco. Las cosas, entre ellos, están jodidas. Y mucho. Y en esta línea ya hay quienes desde la ‘pomada’ –esos mismos que, calladitos, dan tabaco a los de la partida–, anuncian un cercano y puntualten con ten entrambos. Mejor repartirse el botín que no andar a palos. Eso deben pensar. Y dado que en el mano a mano entre Madrid y Valladolid figura la presidencia y la secretaría general del partido leonés, no es descabellado barajar que los nombres de Javier Santiago y Martínez Majo centren el juego. Es lo que se barrunta. Y hasta ahí.

El otro de los aspirantes, David Fernández, antiguo ‘amo’ de Nuevas Generaciones, tampoco se aparta de la tramoya. Está convencido del apoyo de Antonio Silván y confía en los tentáculos de éste en el seno del Comité Ejecutivo Nacional. Y de alguno más, naturalmente.Ahora bien, el asunto es que Silván, a estas alturas, no quiere meterse en más jardines. Batallas, las justas. Nada de dejar botando la pelota para que otro la remate. Poco a poco, con el mínimo ruido, quiere irse apartando de las intrigas interesadas con el fin de atender a tiempo completo su cometido en el Senado. La primera opción podría pasar por abandonar el Ayuntamiento –que poco rédito, o ninguno, le viene aportando visto el panorama– y, desde la ‘lejanía’, quedar al margen. Así que…

En toda esta confusión de posibilidades el Bierzo también tiene algo que decir. Quiere su parcela de poder como, históricamente, ha venido sucediendo en el partido. Los Valcarce y compañía no están dispuestos a perder pie en el organigrama cupular del partido y reclaman su tradicional protagonismo en los puestos clave. Y otra cosa. En el debe del PP figura la designación del nuevo gerente. Y se baraja el nombre de un antiguo y repipi ‘fontanero’. Muy mal debe estar la cosa. Menudo percal.
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