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El futuro de El Bierzo

25/04/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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El Bergidum de los romanos, musulmanes y cristianos clama en un desierto de hechos que asolan la comarca y la conducen a un latente estado de olvido y menosprecio.

Varias voces y opiniones responsables están señalando recientemente que El Bierzo debe tomar un camino diferente al que le han señalado e intentado reconducir.

Hemos asistido a proyectos de todo tipo y a inyecciones económicas dudosas, protagonizadas por los de siempre.

Mientras tanto los habitantes de esta comarca silente y olvidada sufren, pacientemente, con melancolía, desasosiego y pocas esperanzas, la ausencia de sus jóvenes porque deben buscar trabajo en otros lugares, el paro de sus padres y la lentitud del envejecimiento prematuro de sus estructuras y de aquellos que lo han dado todo en sus trabajos, especialmente en la mina, y contemplan que sólo tienen porvenir aquellos que se presentan cada cuatro años a las elecciones y ocupan sillones no merecidos con el fin de satisfacer sus egos.

El Bierzo es algo más. No vamos a dar una clase teórica de su geografía e historia que son muy atractivas y están al alcance de todos. Sencillamente deseamos trasladar la inquietud abierta, constructiva y futurista de un Bierzo que puede seguir aportando al interés general de España, riquezas, ideas, y el trabajo de unos habitantes que son creativos.

El Bierzo debe cambiar ya, de forma paulatina y con los mejores hombres y mujeres que sepan desarrollar una comarca que pide a gritos una reconversión urgente de sus estructuras de producción.

El Bierzo debe contemplar los pilares de su economía: agricultura, ganadería, minería y servicios, entre los que se llevan la palma los turísticos e iniciar su desarrollo urgente.

El Bierzo no es Ponferrada solamente, y este es el gran error; ni sus políticos que siempre han barrido para casa, despreocupándose del resto de los núcleos poblacionales.

Ponferrada se nutre de todos los valles, montañas y tierras bercianas y debe aglutinar esta energía para que después, de forma lógica, reciba los nutrientes del desarrollo berciano.

Para ello debe contar con los mejores hombres y mujeres que ahora están desanimados porque una política sin alma, arribista, de banderías y sin amor a las propias raíces, ha llevado a esta comarca a vivir un inmenso letargo que, por cierto, es el que padece España en su conjunto.

Cuando escribía estas líneas pude leer un estupendo artículo firmado por Mar Iglesias, en La Nueva Crónica y que se titula: ‘El Bierzo se une para pasar de ser eje minero a referente de sostenibilidad’ y en el que se hace referencia al movimiento de preocupación de varias agrupaciones con el fin de buscar una vía que suponga el relanzamiento de El Bierzo como comarca sostenible y de aprovechamiento de sus indudables riquezas.

La Universidad y el Campus de Ponferrada tienen un papel importante que jugar en este asunto, como hemos mantenido recientemente, y los políticos deberían tener la humildad de contemplar desde una prudente distancia y con afán de cooperación, cómo los ciudadanos tienen inquietudes que ellos deben apoyar por el bien general de la sociedad, aspecto éste ausente de la política española.

Probablemente sería una forma pionera de enseñar al resto que la Universidad debe estar comprometida con el desarrollo y la formación de los ciudadanos y así mostrar de qué forma la enseñanza puede servir de vehículo del desarrollo en todas su facetas.

No se trata de aportar sumas de dinero en Fondos, si no administrarlos con transparencia, racionalidad y con planes adecuados y no de una viabilidad dudosa y siempre basada en el brillo personal de la soberbia política.

Aunque seamos utópicos, alguna vez sonará la flauta y se conseguirán estos fines que, por otra parte, constituyen un objetivo realista y de bienestar para una parte muy importante de la población.
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