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El funcionario gamusino

14/07/2022
 Actualizado a 14/07/2022
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No hay mejor mes que julio para salir a cazar gamusinos. El calor de susdías obliga a tomar las noches con humor y, por tanto, son las fechas máspropicias para gastar esta clásica broma. Un par de críos ingenuos, un sacopara capturar tan huidizo animal y una buena dosis de imaginación: ‘Corre, ungamusino acaba de esconderse detrás de ese pedrusco’, ‘A la de tres, sacudo eltronco y te lanzas a por él’, ‘¿Que te ha parecido ver uno? Claro chaval, poraquí es donde más hay’...

Escenas que quizá no disten demasiado a las que la última semana se hanvivido en San Andrés del Rabanedo, el tercer municipio más poblado de laprovincia. Sin embargo, en las batidas del alfoz persiguen una especie aún másesquiva: el funcionario común o ‘empleadus acomodensis’. Las reiteradasbajas de su personal están comprometiendo los servicios y han obligado alAyuntamiento a lanzar una petición de «auxilio» para que otras administracionesles presten temporalmente trabajadores. En un país que desde hace años tienemás nóminas públicas que privadas, con subdelegaciones, viceconsejerías,patronatos, fundaciones y chiringuitos por doquier, nadie ha atendido sullamada.

Que sí, que lo tenían que haber visto venir y poner solución como el resto,pero vayamos al fondo del asunto: la nula versatilidad del mastodonteburocrático. No quiero alimentar con esta columna ese estereotipo del ociosofuncionario, más que nada porque ya se encargan sanitarios, profesores y tantosotros eficientes empleados públicos de desmontarlo cada día, pero sí incidir enuna realidad: no existe control sobre esos caraduras que mantenemos entretodos.

El haber sacado una oposición, poniéndonos ya en el mejor de los casos, noconcede una bula para gandulear. Al igual que en la empresa privada se evalúala eficacia o se revisan las bajas, siempre sin caer en extremos claro está, elfuncionariado también debe estar sujeto a examen ¿Por qué no va a poder ir unassemanas a echar un cable en San Andrés uno de esos administrativos que calientanla silla en San Marcelo, en el Palacio de los Guzmanes o en la delegaciónterritorial? Derechos, pero también obligaciones.

A menudo, y eso explica parte de nuestros problemas como sociedad, lo quees de todos termina por no ser de nadie. Ante la que dicen que está por caer,una ‘cacería’ de esos funcionarios que se han convertido prácticamente engamusinos es más necesaria que nunca. Eso sí, con tantos votos como suponen, aver quién la empieza... ‘¡Otra noche que se nos escaparon, chavales!’.

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