El fruto de la alianza del cielo y la tierra

La meteorología favorable y la eficiencia agraria favorecen reservas hídricas históricas

D.L. Mirantes
22/09/2018
 Actualizado a 16/09/2019
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De una sequía histórica a un ahorro nunca visto. El recorrido de las reservas hídricas en los embalses de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) en León ha sido impactante en el año hidrológico que llega a su fin. Si las gráficas de ocupación fueran una ruta marcada por un GPS el camino trazado subiría del valle hasta la cumbre de forma vertiginosa, puesto que las presas de la provincia comenzaron el año en mínimos históricos y, concluida la campaña de riego, cierra con unas reservas nunca registradas en estas fechas.

Los factores que han provocado esta situación radican tanto en aspectos que escapan del control del ser humano, como una meteorología favorable, como en los que tiene responsabilidad directa, como una gestión más eficiente de los recursos hídricos. La combinación de ambos elementos, además, redunda de forma indirecta en la protección del Medio Ambiente, ya que habrá más disponibilidad de agua para mantener los caudales ecológicos, y en la economía de los regantes, ya que permite reducir costes.

En este sentido, la situación actual de los embalses es fruto en buena parte de las lecciones aprendidas por los agricultores en la campaña anterior, en la que las restricciones de los volúmenes asignados a cada comunidad y a cada productor en particular obligaron a afinar hasta el extremo los riegos para evitar que se redujera la producción. Además, las ‘guerras del agua’, que sobre todo tensaron las relaciones entre los regantes de sistemas modernizados y los de los sistemas por gravedad de algunas comunidades, dejaron patente la necesidad de avanzar hacia sistemas eficientes. De hecho, a lo largo de este año hidrológico las comunidades han ido aprobando las mejoras para sus regadíos hasta poner en lista de espera alrededor de 70.000 hectáreas, para las que serán necesarios unos 500 millones de inversión.
Las decisiones han estado influidas, entre otros, por la disponibilidad de financiación, las diferencias entre las producciones, mejoras en sistemas tradiciones, y las menores dotaciones de agua necesarias. Así, el presidente de la Comunidad de Regantes de la Margen Izquierda del Porma, Matías Llorente, explica en la campaña que llega a su fin la media de consumo por hectárea es de 5.500 metros cúbicos por inundación y de 4.800 metros cúbicos en lo modernizado. Llorente asegura que han comprobado que "regar cada 15 días en lugar de cada ocho" es suficiente.

Agua embalsada


El embalse de Riaño cuenta actualmente con 403 hectómetros cúbicos almacenados, el 62%, cuando hace un año la reserva del principal embalse de la provincia era de 102 hectómetros, el 15%. La media de los últimos 10 años en estas fechas es de 238 hectómetros cúbicos, el 37%, por lo que actualmente el embalse contaría con alrededor de 160 hectómetros cúbicos más de lo habitual en la reserva para la siguiente campaña, o lo que es lo mismo, la ocupación actual del embalse de Los Barrios del Luna.

Precisamente, en el embalse que abastece a unas 50.000 hectáreas de regadío del Páramo, la ocupación no llega a los niveles de Riaño, pero está en unas condiciones inimaginables hace un año para uno de los sistemas con mayores problemas de abastecimiento. Actualmente, el embalse de Luna almacena 161 hectómetros cúbicos, el 52% de su capacidad, 140 hectómetros cúbicos más que hace un año, cuando estaba al 6,4% de su capacidad y la llanura de tierra reseca bajo el puente Ingeniero Fernández Casado era la imagen de la sequía en España, con un paisaje más propio de un western. En comparación con la media de los últimos diez años para estas fechas el embalse de Barrios de Luna cuenta con 100 hectómetros más de lo habitual, casi tres veces más de lo esperado.

Por último, en el caso del embalse del Porma, que se combina con el de Riaño para atender más de 80.000 hectáreas de tierras regables, su situación es similar a la del embalse de Los Barrios de Luna. No obstante, se trata de pantanos similares en cuanto a la altura de la presa, 74 metros desde el cauce la del Porma, 81 la del Luna; la superficie que ocupan, 1.153 hectáreas el del Porma, 1.122 el de Luna; y el entorno, ambos embalses enclavados en la montaña con cotas de nivel máximo en 1.095,6 metros de altitud y 1.108,5 metros, respectivamente. Así, el Juan Benet almacena 168 hectómetros cúbicos de agua, unos 110 más que hace un año y 55 por encima de la media de los últimos diez años. La ocupación es del 50%, lo que, como en el caso de Riaño y Luna prácticamente garantiza una campaña normal para el próximo verano, dadas las buenas prácticas y las mejoras tecnológicas del sector.
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