El fantasma ignorado

El fantasma de la despoblación lleva dando sustos tanto tiempo que será que ya no mete miedo y se ha convertido en un vecino más. Y a este paso será de los pocos que quede en esta provincia. Las alarmantes estadísticas no parecen causar efecto entre quienes deberían sentir cómo se les erizan los pelos por el miedo a que León se convierta en un solar. No temen al fantasma. Muere más gente de la que nace, cada vez hay más leoneses por el mundo, ya ni siquiera los que han hecho su vida fuera –queriendo o a la fuerza– regresan al terruño a disfrutar la jubilación, y están también los que no han salido de España, pero sí de la provincia y de la comunidad, que son más de 180.000 personas. Leoneses que nacieron en León, pero que emigraron a Madrid, Cataluña, País Vasco... La mayoría no volverán. Uno de cada cinco nacidos en la provincia de León vive fuera de la comunidad, y suma los del extranjero, y los de otras provincias castellano y leonesas. La cifra crece y crece como la espuma. Triste, muy triste. Aunque lleguen luego iniciativas como la de Yasmina y Saray, dos hermanas jóvenes y con ilusión que llevan la vida a un pueblo. Muchas más como ellas harían falta para remontar este trágico fenómeno, pero más falta hace que se creen las condiciones para que emprender no sea sinónimo de subirse a un barco al que le entra el agua. Con tanto ‘exiliado’, normal que allá donde vaya un leonés se encuentre a algún compatriota.