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El eterno viaje a la independencia

06/06/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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El pasado sábado, asistimos al bochornoso espectáculo de la pitada del Himno español en la final de la Copa del Rey, con el monarca presente, autoridades del Gobierno y la federación de Fútbol, todos impertérritos ante semejante oleada de silbos y maneras poco civilizadas de expresar sus opiniones.

Una y otra vez asistimos a la desconsideración de personas que confunden la política con el deporte, los sentimientos con la chabacanería, y la educación con la gamberrada.

También a la inoperancia de los poderes públicos argumentando que no desean ‘incrementar’ más el problema por las posibles consecuencias y judicializando este gran reto al estado.

Causa asombro cómo determinados ciudadanos que pertenecen al estado español se permiten el lujo de no cumplir las leyes , arrogándose no sabemos qué derechos inexistentes, pasándose las normas por el arco de triunfo y tratando de llevar a cabo un sistema con sus propias normas, basadas principalmente en la desafección, la coacción, la imposición, la exclusión y el ninguneo.

Esos políticos catalanes que practican estas formas están llevando a toda la región catalana a un estado de intranquilidad y preocupación como nunca se había experimentado hasta ahora.

En España existe un movimiento de migración interno por varios motivos pero uno de ellos es el malestar que las políticas equivocadas de algunas autonomías proyectan sobre las personas que, en uso de su libertad, deciden buscar otro lugar para su trabajo y la vida de su familia.

Todo el mundo está expectante ante el pulso que el independentismo catalán oficial está echando al Gobierno Central y la respuesta que éste va a dar. Realmente parece como si asistiéramos al duelo de O.K. Corral.

La situación ha llegado a este grado de deterioro simplemente por la falta de visión de los Gobiernos de Madrid, todos, y la astucia de los independentistas catalanes al comprobar que explotando la debilidad del postureo monclovita podían obtener suculentos réditos. Todo el mundo conoce los detalles desde el famoso caso de Banca Catalana, pasando por el problema del Estatuto y terminando en las amenazas reales de la actualidad.

En todos ellos se ha constatado la astucia catalana y el escaso conocimiento de aquellos que tenían las riendas del gobierno central.

Desde la época de la Transición estos males se pudieron atajar principalmente en el campo de las transferencias autonómicas que no deberían haberse efectuado como por ejemplo en Justicia, Educación y Sanidad, por poner unos ejemplos que han llevado a diferencias de aplicación y agravios comparativos notables, además de conceder a ciertos sujetos el instrumento educativo para que varias generaciones obtuvieran el grado de ‘odio hacia lo español’ y fueran manipuladas de forma sibilina.

Se ha atacado el idioma base de nuestra nación que es el español. Los contenidos básicos de la Historia de España no se han observado y se ha procedido a una instrumentación falsa de la misma y explicaciones que causan hilaridad y sonrojo.

Los Gobiernos han estado lentos, torpes y contemporizadores y no sólo en estos hechos que mencionamos sino en detalles como el respeto a los símbolos de la nación española y del jefe del estado, incluso con retirada de banderas y símbolos sin que hayan sido reconvenidos por ellos de forma contundente y definitiva.

La marea independentista se ha sufragado con generosos aportes estatales como consecuencia del déficit que arrastra la autonomía y por el hecho de la ‘solidaridad’ del resto de España a la vez que la Generalidad no ha tenido ningún rubor en manifestar su deseo de desconexión.

Además los medios de comunicación han sido copados por las subvenciones recibidas de forma generosa y se han mostrado de la misma forma con el movimiento secesionista.

Indudablemente que asistimos a algo que sólo se puede calificar de chusco y absurdo como por ejemplo permitir abrir embajadas, perseguir el idioma español, vigilar y multar las rotulaciones en español de los comercios, retirar símbolos e ir edificando una pseudoadministración propia con el fin de proclamar la independencia y sobre todo elaborar un plan a todas luces ilegal.

Ahora toca comprobar cómo este Gobierno en minoría resuelve el problema que se está enquistando y que amenaza la concordia y la tranquilidad de todos los españoles y que ha costado mucho conseguirlo.

En Cataluña existen familias catalanas y muy españolas , que aman España y a Cataluña, que se les ha negado todo y han sentido la soledad y el abandono, que desean vivir tranquilos, crear riqueza, cultura, convivencia, buena relación con todo el mundo y disfrutar de una vida sin problemas.

Son familias sometidas a una presión fuera de lo normal ya que comprueban que los Gobiernos pastelean y no definen su política en el campo del cumplimiento de las leyes, el acatamiento de la Constitución por todos y el respeto a las ideas y a sus derechos.

Todo eso hasta la fecha se queda en fotos, idas y venidas en el AVE, sonrisas, actos ante empresarios sin decir nada, miedo a expresa sus ideas y convicciones y en cambio tienen que oír declaraciones estrambóticas y demasiados actos de prepotencia y desconsideración hacia España.

Realmente lo que siempre ha sucedido lo ha expresado muy bien el Fiscal del caso Palau: «Envolvían en la bandera los atropellos con la cartera».

Así es de indigno promover un movimiento secesionista con el fin de tapar los numerosos hechos vergonzosos de corrupción que están sucediendo uno tras otro y sin que se ruboricen porque todo lo han hecho por la causa.

Los pueblos que progresan trabajan por la unidad y no por la división, viven en democracia y no la secuestran, usan la política para ofrecer ideas de convivencia y de solución de los problemas y acudiendo siempre al voto de la mayoría teniendo en cuenta a las minorías.

Nunca en democracia se ‘impone’ a los demás una resolución de tanta trascendencia que influya en las vidas de los ciudadanos de forma coercitiva e imperativa, porque eso tiene tendencias dictatoriales y fascistoides.

Los regímenes totalitarios comienzan por secuestrar y adoctrinar la base cultural de un pueblo cambiando incluso su Historia para terminar con el paso uniforme y el olor a rancio de sistemas caducos que sólo conducen al conflicto y a la pobreza individual y colectiva.

Esperemos que el seny catalán vuelva y que los políticos encuentren la forma inteligente de que todos piensen que el ‘sentimiento’ tenga encaje dentro del proyecto común de todos los españoles y si alguien que desea romper de forma arbitraria todo lo construido que el estado de derecho que nos hemos dado con tanto esfuerzo proceda a rectificar el camino equivocado sin temblar el pulso.
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