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El estaribel desnortado

14/01/2019
 Actualizado a 13/09/2019
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Hay palabras que no constan en el diccionario, (ni el de la RAE, ni el de María Moliner) pero que son utilizadas y se comprenden. La madre del cronista, de la Ercina y criada en la montaña del Porma, solía utilizar una: estaribel, que ahora viene a la memoria con motivo de la aparición de Vox, el partido de la ultra derecha. Pero justamente en el sentido que le daba ella, como algo, un andamiaje, un artilugio, voluminoso, que no sirve para nada, puesto en un lugar preferente. Que es el mismo significado que le daba el periodista Alfredo Relaño en el AS del 24-8-2013 a propósito de un escenario montado en el Bernabéu destinado a la presentación de una nueva estrella futbolera.

Dos autores muy nuestros lo utilizan mucho. Aldecoa y Luis Mateo. Luis Mateo Diez en ‘Las estaciones provinciales’ y ‘Las horas completas’ lo hace con dos sentidos diferentes: uno, como el antes descrito: «Quita de ahí ese estaribel»; y otro como follón o lío: «O se arma un estaribel entre los socios». Y en cambio, el ‘leonés consorte’ Ignacio Aldecoa, en un cuento de 1951, ‘Los atentados del barrio de la cal’ lo utiliza como cárcel: «Y se llevaron los hombrehs al estaribel», que es como se entiende en Argentina.

En el caso de nuestro Luis Mateo, nacido en Villablino, bien pudiera ser que lo escuchara en aquella sociedad minera y mestiza con ese doble sentido. O tal vez por esa falta de concreción no haya logrado colarlo en la RAE a pesar de llevar casi 20 años de académico. Aunque también pudiera ser que influyera en él su natural propensión al ‘desnortamiento’, pues, en el prólogo a la edición de su ‘Las provincias imaginarias’ en 2006 en la colección Debolsillo se declara como: «Alguien bastante desnortado o, al menos, tan desnortado como mis amigos generacionales».

El cronista, uno de esos ‘amigos generacionales’ da por bueno el retrato, y utiliza esta autoridad para tomar como buena la acepción que su madre, Paula, aprendió en Puebla de Lillo, donde ejercía de vaquera, y que utilizaba en Vidanes para advertirnos a los chicos que si no quitábamos de allí aquel estaribel que la estorbaba tanto, lo iba a derribar a escobazos, sin miramientos. No entraba a juzgar su importancia, o su valía; lo barría.

No se le alcanza al cronista el por qué le viene el ‘palabro’ a las mientes ‘en cuantas que’ hablan de Vox, el novísimo partido ultraderechista. No tomando, naturalmente, el significado argentino, sino el leonés desnortado, que es el genuino. ¿O es que vamos a saber nosotros más que un académico?
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