"El escritor escribe y el pintor pinta a pesar del éxito y del fracaso"

El leonés Daniel Verbis habla de su experiencia como artista multidisciplinar y cuenta algún detalle de su último libro

Camino Díez Llamazares
05/01/2023
 Actualizado a 05/01/2023
El artista leonés Daniel Verbis presentó este jueves su libro de poemas ‘La orfandad’ en la capital leonesa. | SAÚL ARÉN
El artista leonés Daniel Verbis presentó este jueves su libro de poemas ‘La orfandad’ en la capital leonesa. | SAÚL ARÉN
Daniel Verbis, polifacético artista leonés, presentó este jueves su poemario ‘La orfandad’ en la galería de arte Ármaga, en la que ya había expuesto algunas de sus creaciones con anterioridad.

Daniel Gutiérrez es el nombre de este artista natural de León. Una coincidencia oportuna le otorgó en su nacimiento el apellido Verbis, que decidió escoger como parte de su nombre artístico y se presenta como una especie de guiño a su afición por la literatura, el lenguaje y los verbos. Al contrario de lo que pueda parecer, no es un alias inventado; el artista decidió utilizarlo en lugar de su primer apellido porque ya existía en el mismo mundillo un Daniel Gutiérrez. El nuevo apodo, Daniel Verbis, no le podía venir mejor en una época en la que reinaba entre su obra el carácter conceptual y la mezcla de pintura con estructuras ortográficas.

La literatura le ha ido acompañando desde su juventud. «Siempre he tenido esa pulsión, aunque quizá no la he desarrollado tanto porque mi necesidad creativa se satisfacía con la pintura», afirma. No es su primera publicación en formato libro; lleva a sus espaldas varios estudios artísticos y algún que otro poemario. A pesar de estos trabajos, no le gusta decir de sí mismo que es escritor. Para el leonés, «por hacer un poema no se es poeta; igual que por hacer un cuadro no se es pintor».

Sus reconocimientos y exposiciones en ciudades españolas, como Madrid, Sevilla, Granada, Valencia y León y en centros artísticos de Estados Unidos, República Dominicana o Chile avalan la larga y exitosa trayectoria de Verbis, que desde 1988, cuando todavía realizaba sus estudios artísticos en Salamanca, ha ocupado espacios en distintos museos y galerías junto a otros artistas de nivel internacional. Todo esto permite que el leonés se describa como artista; pero no impide que lo haga con la boca pequeña, como es habitual entre los de su ámbito, de los que confiesa que, en muchas ocasiones, se dejan guiar por una «falsa modestia».

Es casi imposible definir la calidad de la obra de un artista. «Una cosa es que me sienta artista y otra mi capacidad de despertar en los demás el deseo de conocer mi obra», opina Verbis. La periodista y escritora ucraniana Clarice Lispector diferenciaba claramente entre sentimiento y capacidad artísticas: «Se puede tener vocación y no tener talento; es decir, se puede ser llamado sin saber cómo ir». Lo que está claro es que la relación entre el arte y el éxito siempre ha sido turbulenta y más, como indica Verbis, «en una sociedad deslumbrada por lo inmediato».

La actualidad ha traído consigo una mayor aceptación de lo que resulta más sencillo y suple la necesidad de inmediatez en un mundo protagonizado por continuos y renovados estímulos. El leonés considera que el trabajo del artista es «no ponerle las cosas demasiado difíciles al espectador y conseguir, por algún camino, seducirle y conquistarle», aunque no siempre triunfa lo sencillo y, a veces, lo que parece enrevesado es lo que sin duda alcanza mayor atracción y genera mayor interés. «Si eres escritor, escribes, como el pintor pinta a pesar de todo, a pesar del éxito y del fracaso», sentencia el artista.

Las artes plásticas y la literatura son dos universos que a priori pueden no tener demasiada relación y, sin embargo, no son pocos sus paralelismos. En ambos, son apreciables distintos planetas: el del binomio éxito-fracaso y el objetivo económico, por un lado y, por otro, el que va más allá de lo circunstancial y tiene como objetivo lo que Verbis define como «rentabilidad emocional». En sus palabras, «el sufrimiento o placer de ser artista no le interesa básicamente a nadie salvo al que lo padece y parte del esfuerzo consiste en conseguir un ‘feedback’ y no sentirse sólo».

Numerosos son los ejemplos de pintores, músicos o escritores frustrados por no alcanzar ese reconocimiento. Del artista Vincent Van Gogh se cuenta que vendió un único cuadro en vida. El escritor Oscar Wilde murió prácticamente arruinado. La obra maestra de John Kennedy Toole, ‘La conjura de los necios’, sólo pudo conocerse gracias a su madre, que le regaló un ejemplar a un famoso editor tras el trágico suicidio del escritor. El trabajo de El Greco llegó a ser repudiado por el rey y toda la sociedad del siglo XVI. Las composiciones del famoso Bach, sin ir más lejos, no tuvieron mucha aceptación hasta llegado el siglo XIX. Por no hablar de aquellas y aquellos artistas que se vieron obligados a utilizar seudónimos en sus firmas, ya fuera por las circunstancias de su época o por el miedo a no gustar.

Verbis es un creador nato. Desde joven, pinta y escribe; muchas veces, sin otro propósito que el alivio personal. Y es que el caldo de cultivo para la obra del leonés no siempre tiene el mismo sabor y, en ocasiones, identifica una necesidad vital más que artística. «Creo en el arte con la vocación no de salvarse a uno mismo, sino de comunicarse con los demás; no contar tus penas, sino revelar al otro cuáles son los problemas comunes del que escribe y crea y del que lee y observa», dice solemne.

‘La orfandad’ es fruto del automatismo artístico de Verbis, que no tenía voluntad de escribir un libro y, de hecho, define la publicación como «la suma de muchos poemas escritos inconscientemente». Fue una vez reunidos y puestos sobre la mesa cuando el artista pudo identificar un fantasma invisible sobre ellos que funcionaría como hilo conductor; un tema en común bajo el que recoger su poesía. Con los poemas que ocupan las páginas de esta publicación, el leonés intentaba descubrir el niño que había sido, «un niño que necesitaba acogimiento y protección» en sintonía con el título. La obra desentrama sensaciones que para todo ser humano proceden de rincones de la memoria protagonizados por la aflicción y la soledad. «Creo que la felicidad es una espoleta a lo literario pero el dolor y el desamparo son, sobre todo, aquello que te lleva a la escritura», señala el artista.

Este libro, presentado ayer en la capital leonesa, no busca únicamente vender ejemplares; pretende conseguir una sensación de identificación entre sus lectores. Verbis rechaza el arte excesivamente personal, dado que puede provocar que el espectador acabe por desentenderse cuando se enfrentar a él. «El trabajo del escritor es precisamente convertir lo intransferible en algo comunicable y hacer que el lector se sienta identificado, porque sin esa conexión yo creo que el hecho literario no existe», resuelve Verbis.

Desde sus inicios en el arte, el leonés ha ido evolucionando y cambiando de estilo. Se ha atrevido a experimentar y se ha asomado a un abanico muy amplio de disciplinas, como la poesía, que considera una forma de recuperar el lenguaje más primitivo. «A veces tengo la sensación de que soy un escultor que va tallando la madera y la va puliendo hasta que aparece una figura que es atractiva y que consideramos artística», declara.

Es el turno del leonés para explicar la función del arte y darle una definición. Habla de la dualidad de ese mundo y de la convivencia entre razón y emoción: «En la pintura, vemos formas y colores y, en la poesía, oímos y escuchamos rimas, pero tienen que estar en coherencia con las ideas a transmitir» dice. No cabe duda de que para Verbis la emoción es un camino directo al éxito en el mundo del arte, pero sólo aquella emoción «que nos lleva a comprendernos a nosotros mismos como seres humanos y a comunicarnos».

Para finalizar, pone de ejemplo el mundo animal y explica que «un perro ladra», coincidiendo con la parte emotiva del ser humano, pero que «no piensa», dejando a un lado la parte racional y, tras unos segundos, añade: «Entre esos dos extremos de la cuerda, entre esos dos niveles de la balanza, están la poesía o la pintura».
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