22/10/2021
 Actualizado a 22/10/2021
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Dentro del rico fabulario de Esopo, nos encontramos un inquietante cuento llamado ‘El escorpión y la rana’ en el que nos narra la historia de un escorpión que no sabía nadar y que convence a una rana para que le ayude a cruzar un río, con la garantía de que no le picaría porque, entonces, ambos morirían. Sin embargo y ante la sorpresa de la rana, en mitad del río el escorpión le clavó su aguijón, justificándose de que era su naturaleza mientras morían los dos.

A esta misma fábula hizo alusión Pedro Sánchez desde la tribuna de oradores en la moción de censura fallida, ahora hace justo un año, presentada por VOX, para atacar a lo que desde el partido socialista se refieren como ‘las derechas’.

Esta semana, sin embargo, en distintas ruedas de prensa y comparecencias públicas, ha quedado una vez más patente que, esa fábula, encajaría mejor aplicada al Gobierno de Sánchez y sus socios comunistas, bildutarras e independentistas.

Hace unos días, Arnaldo Otegi, ese ‘hombre de paz’, hizo una escenificación frente al Palacio de Aiete de una especie de arrepentimiento en el que lamentó el dolor de las víctimas de ETA, como quien lamenta la muerte de alguien por causas naturales, pero sin pedir perdón ni condenar el terrorismo ni a los secuestradores y asesinos. Esos mismos asesinos a los que reciben como héroes al salir de las cárceles mientras a los familiares de las víctimas les toca llevar flores al cementerio.

Otro ‘portento’ de nuestra salud política (y socio de Sánchez) como es Gabriel Rufián, elogió el gesto y las palabras de Otegi en su supuesta defensa de la democracia, al mismo tiempo que se negaba a responder a un medio de comunicación acreditado en el Congreso de los Diputados, y argumentaba que ya iba siendo hora de pasar página en la memoria de las víctimas tras 10 años de la desaparición de ETA, inmediatamente después de hablar de Franco, que según parece murió hace tan solo unas semanas.

Tampoco han faltado medios de comunicación bobalicones a los que parecía que se le quedaba corta cualquier palabra de elogio para ensalzar la figura de Otegi y de paso, blanquear su relación con Sánchez, incluso menospreciando a las propias víctimas de los atentados que, recordemos, quedan un 44% por resolver.

Ni siquiera faltó en la sede socialista de Ferraz quien también saliese a celebrar el discurso de Otegi. Sin embargo, poco duró la alegría y como la cabra siempre tira al monte, alguno quedó planchado al hacer públicas otras declaraciones el mismo Otegi en las que decía literalmente que su papel era mantener en el gobierno a Sánchez durante 6 años porque era la única forma de conseguir sacar de la cárcel a los 200 asesinos que siguen cumpliendo condena.

Ahora solo nos queda conocer, en toda esta historia que conforma el tablero político, quién es en realidad la rana y quién el escorpión.
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