"El ejército del Reino de León era el mejor de las Españas"

José María Manuel García-Osuna Rodríguez, médico y medievalista leonés, desmonta en su más reciente publicación algunos de los mitos que acompañan a la batalla de las Navas de Tolosa, considerada de manera interesada como uno de los hitos de la Reconquista

J. R.
18/05/2023
 Actualizado a 18/05/2023
El médico e historiador José María Manuel García-Osuna Rodríguez. | L.N.C.
El médico e historiador José María Manuel García-Osuna Rodríguez. | L.N.C.
José María Manuel García-Osuna Rodríguez es un médico e historiador leonés especializado en Historia Antigua y Medieval que cuenta con numerosas publicaciones referidas al Reino de León y a varios de sus monarcas, como Ramiro II, Urraca I y Alfonso VII. Su séptimo libro lleva por título ‘La batalla de las Navas de Tolosa. Un mito histórico’ (Editorial Alderabán/Alfonsípolis) y tiene ya preparado otro libro sobre el muy poco estudiado monarca leonés Ramiro III, que publicará en breve en la misma editorial, a la vez que trabaja en una biografía monumental sobre Alfonso IX, rey ‘cuestionado’ por su negativa a participar en una batalla, la de las Navas de Tolosa, considerada un hito de la Reconquista, en la que sí se implicaron de forma directa Alfonso VIII de Castilla,  Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra, si bien, como apunta el autor, «sí que hubo presencia de voluntarios de los Reinos de León y Portugal», de ahí que en la portada del libro García-Osuna haya incluido los escudos de los cinco reinos. «Desde hace unos tres años, más o menos, he tenido ‘in mente’ realizar un acercamiento riguroso y estricto sobre la importante batalla de las Navas de Tolosa, que desde el Reino de Castilla y sus adláteres castellanistas han decidido situarla en el cénit de la Reconquista. Sea como sea, existe otra batalla, muy desconocida, y mucho más importante que la de las Navas de Tolosa (1212), en la que el rey Ramiro II de León, el más importante soberano del siglo X en Europa, aplasta a las tropas del khalifa omeya de Córdoba, Abd-Al-Rahmann III ‘al Nasir’. Me refiero a la grandiosa victoria de Simancas-Alhándega (entre el 29 de julio y 1-6 de agosto de 939), celebrada en toda Europa, hasta por el obispo Liutprando de Cremona. Se repobló y se reconquistó Madrid por primera vez (la segunda la llevaría a cabo Alfonso VI) y se llevó la repoblación hasta la ciudad leonesa de Salamanca y las tierras toledanas de Talavera de la Reina», destaca el medievalista leonés, que reconoce haber utilizado, «sin ambages y sin la más mínima corrección», lo que está escrito sobre las Navas de Tolosa por los cronistas de la época. «Cuando se plantea un ensayo historiográfico sobre la batalla de las Navas de Tolosa, existen tres reinos maltratados de continuo por El Vaticano. Uno de ellos es Navarra y su rey Sancho VII, que agacha la cabeza y acepta ir, aunque con condiciones. El rey de Portugal no tiene muchos deseos de embarcarse en la aventura, ya que acaba de ser derrotado por León y no se fía del monarca de Castilla. Cuando llega la bula papal de cruzada, enviada al arzobispo de Toledo Ruy Ximenez de Rada, este no tiene mucha prisa en hacérsela llegar al rey de León, pues no desea que Alfonso IX, en la plenitud de sus 39 años, se lleve todos los blasones y la fama de la victoria, si esta se produce. Si bien el rey leonés acepta con entusiasmo el ir al ‘fecho de cruzada’, la poderosa y libérrima Curia Regia le aconseja que se piense mejor lo que va a hacer, ya que su primo carnal de Castilla tiene fortalezas conquistadas en la Tierra de Campos y en caso de morir en la batalla, Alfonso VIII se haría con todo. Ante este planteamiento, León exige a Castilla la devolución de lo usurpado, pero la negativa del rey castellano llevará al monarca leonés a no ir a la batalla, permitiendo que sí lo hagan sus caballeros, con un conde leonés y un hermanastro del propio rey al frente de la milicia».  

El historiador José María Manuel García-Osuna Rodríguez también hace mención a la batalla previa de Alarcos, en la que Alfonso VIII de Castilla salió derrotado por no tener paciencia para esperar la llegada de su joven primo legionense, siendo como era el ejército del Reino de León el mejor de las Españas, al poseer la brillante e invencible caballería pesada, los futuros ‘Ironside’, que plagiaría Oliver Cromwell. «Es por lo tanto por lo que los pobres caballos de Castilla, cabalgando desde Toledo hasta Alarcos, fueron fácil pasto de la infantería y de la caballería ligera mahometanas».

El medievalista leonés asegura que al igual que en sus libros anteriores, entre los que destacan las biografías de Alfonso VIII de Castilla, Fernando el Católico y Alfonso X ‘el Sabio’, ha puesto todo el rigor, entrega, afecto e interés sin límite en este libro, que por ser el último, tal vez sea su predilecto. «Todos los autores que tienen que ver con las Navas de Tolosa han sido consultados y están en la bibliografía (alrededor de 275 libros) de la obra, que para mí es muy preciada y, de momento, es la joya de mi corona, sin olvidar que mi primer libro de Historia fue una biografía titulada ‘El gran rey Alfonso VIII de Castilla. El de las Navas de Tolosa’ (Alderabán/Alfonsípolis)».
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