El ejercicio de la música como desarrollo personal

Jimena Pérez González se reconoce deudora de sus ‘maestros’ del Conservatorio de Música de León, a través de quienes ha llegado a otras experiencias que han ido completando su formación como persona y como intérprete

Mercedes G. Rojo
31/01/2023
 Actualizado a 31/01/2023
Jimena Pérez al piano acompañada de la Joven Orquesta Leonesa (JOL) en el Auditorio Ciudad de León. | MARÍA DÍEZ
Jimena Pérez al piano acompañada de la Joven Orquesta Leonesa (JOL) en el Auditorio Ciudad de León. | MARÍA DÍEZ
«Lo mejor que me ha dado la música es el deseo de superarme, porque en ella siempre puedes mejorar, no hay nada perfecto».
(Jimena Pérez González. Intérprete de piano y viola)

En los caminos artísticos recorridos por las leonesas no siempre hay que echar la vista atrás aunque sepamos que «de aquellos polvos vienen estos lodos». Por eso y a pesar de lo importante de descubrir a quienes nos precedieron, hay que centrarse también en las presentes para mirar al futuro y porque en ellas está la posibilidad de recoger para el mismo los frutos que con mimo y no poco esfuerzo llevan tanto tiempo madurando.

Preparándome para acompañar próximamente en la presentación de su libro a una compañera de letras (‘Turquesas de fuego’, de Ana Julia Martínez), me encuentro con la agradable sorpresa de que también nos acompañará una pianista. Esta es aún mayor cuando me hago consciente del grado de excelencia que acompaña su juventud y del largo recorrido que con sus apenas 17 años lleva ya tras de sí; y todo ello (como ha ocurrido con el reciente caso de nuestros flamantes astronautas) cursando sus estudios en el Conservatorio Profesional de Música de León, donde actualmente simultanea quinto grado profesional de piano y de viola, el primero de la mano de Héctor Sánchez, y el segundo con Amelia Morán. Aparte de ello, otros cursos y experiencias complementarias jalonan un recorrido que día a día la hace crecer con la mirada puesta en un futuro que en su mente tiene muy claro. Supongo que a estas alturas estarán deseando descubrir quién es ella. Les hablo de Jimena Pérez González (León, 2006), quien interpreta de manera fantástica tanto al piano como a la viola.

Se reconoce profundamente deudora de sus «maestros» del Conservatorio de Música de León, a través de quienes ha llegado a otras experiencias que han ido completando su formación como persona y como intérprete, un camino que comenzó con apenas seis años, para iniciar posteriormente el ciclo oficial ya en el Conservatorio leonés, dando su primer concierto como solista de piano con solo once años, en el Conservatorio Ángel Barja de Astorga. Desde entonces, diferentes conciertos para ambos instrumentos (algunos dentro de los organizados para Jóvenes Intérpretes por la Fundación Eutherpe de León), y sus intervenciones con la Joven Orquesta de León (JOL); una obra propia, ‘Arrebato’, estrenada el pasado junio en el Conservatorio de León, y la creación junto a sus amigos y compañeros del cuarteto de cuerda Pluriverse Quartet, en el que participa también con sus dos instrumentos, una experiencia que le está permitiendo disfrutar además de reconocer que «me está aportando un gran aprendizaje como músico de cámara».Esta ya larga e intensa trayectoria, que alterna la formación con la ejecución (otra faceta más de crecer como músico), se debe a lo claros que Jimena tiene sus objetivos de futuro, en el que no ve más camino que la Música, aún con los sacrificios y dificultades que lo jalonan. «Solo veo mi futuro en la música –nos dice–, no podría dedicarme a otra cosa que no fuera esto. Me gusta el arte, la filosofía, los libros,..., pero no hasta el punto de encontrar en ellos una carrera que me permita pensar a esto es a lo que quiero dedicarme. Es solamente en la Música donde veo mi futuro, quiero que esta sea mi profesión». Y reconoce que lo mejor que le ha dado hasta ahora es «una meta, un propósito: conseguir superarme, porque en la música siempre puedes mejorar, no hay nada perfecto; siempre tienes que pensar cómo y qué puedes aprender para superarte». Junto a los buenos momentos del escenario y los de estudio, otros que la han marcado son el encuentro con «las muy interesantes personas que la Música me ha deparado»: su actualmente también profesor de viola Igor Sulyga, ucraniano al que conoce a través de un curso internacional, y con el que dos veces al mes complementa las clases de su profesora titular Amelia Morán con las técnicas rusas –«con él tengo también mucho feeling y me ha permitido cambiar y ampliar mi aprendizaje como intérprete de viola, tras el privilegio de aceptarme como alumna»–; o los maestros Joaquín Soriano y Bruno Aprea a quienes conoció en uno de los cursos para Pianistas y Directores de Orquesta de la Fundación Eutherpe al que llegó a través de su profesor Héctor Sánchez, donde interpretó a Mozart con la Joven Orquesta Leonesa (JOL) «y que también me desarrolló muchísimo y me dio mucha experiencia en el escenario». O el tercer puesto alcanzado en el Concurso ‘Intercentros’ (en este caso de viola), el primero al que acude gracias al impulso de Amelia Morán e Igor Sulyga, «una experiencia diferente que me ha dado ánimo»... Estos son algunos de los mejores momentos que reconoce la han marcado, aunque haya también algún punto oscuro en esta pasión de Jimena por la música: además del cansancio que generan las largas horas de estudio y de ensayo, la obsesión que puede provocar. Y es que “a veces los músicos nos podemos obsesionar no sintiéndonos lo suficientemente buenos, o creyendo que no le vamos a gustar a los maestros, o que nuestra forma de tocar no es lo suficientemente buena... Particularmente he llegado a sentirme mal considerando que me faltan horas de estudio o que no hago los suficientes conciertos».

Quizá sea precisamente esta «obsesión», la que le permite a esta jovencísima intérprete tener claro su objetivo final desde temprana edad: vivir de la música sin necesitar otros trabajos ajenos a la misma, incluida la enseñanza (aunque reconoce que también le gusta). «Me gustaría poder ejercer como solista, dedicarme simplemente a tocar y, si puedo, llegar a ser respetada en todo el mundo por ello; no necesariamente ser famosa, simplemente ser respetada por lo que hago, y si llegan a decir de mí ‘qué bien lo hace’, pues mejor que mejor». Otro de sus sueños sería el de realizar estudios de «dirección de orquesta» y poder llegar a dirigir algún día una de ellas, un anhelo que le viene ya desde sus tempranos nueve años cuando, tras exponerle a su madre una larga lista de reconocidos directores de orquesta, le hizo ver la ausencia de mujeres en la misma y su clara decisión de que algún día ella ayudaría a romper dicha situación.

El camino musical de Jimena se va ensanchando cada vez más y con seguridad ha de llevarla hasta la meta que se ha marcado. Mientras tanto, pueden disfrutar una pincelada de su buen hacer el próximo día 9 de febrero en la Casa Botines de León, acompañando la presentación de la escritora anteriormente mencionada. Merecerá la pena, porque como bien dice nuestra protagonista de hoy «la música te desarrolla».
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