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El efecto foco

17/09/2022
 Actualizado a 17/09/2022
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Luces…cámara…¡acción! Con el nuevo curso político comienzan a despertar sus señorías. Este pasado miércoles, escuchábamos a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, pronunciar el discurso sobre el Estado de la Unión Europea. Llamaba la atención la elección de su vestuario: blazer amarillo y blusa azul cobalto amén de la bandera de Ucrania.

La presidenta remarcó el hecho de que, por primera vez desde su creación en 1958, en el Parlamento Europeo, se estaba celebrando el debate sobre el Estado de la Unión Europea en un momento de guerra en un territorio europeo: «Todos recordamos aquella aciaga mañana de finales de febrero. En todos los rincones de nuestra Unión, amanecíamos […] Atormentados por el sonido de las sirenas y la cruda brutalidad de la guerra».

Mientras von der Leyen, otrora ministra de Defensa alemana, pronunciaba su discurso, no demasiado lejos, una invitada de honor a la sesión: cierta mujer de tez muy blanca a juego con su atuendo, foco de atención de los flashes: Olena Zelenska, la primera dama ucraniana.

Y hablando de cámaras y luces, recuerdo haber escuchado hablar del efecto foco, también llamado punto de mira, que supone, por parte de quien lo experimenta, una sobrestimación de la atención que te está prestando la gente a tu alrededor. Dicen los psicólogos que tal sensación por parte de quien la experimenta, puede tener una vertiente negativa: denota falta de autoestima que incapacita o bloquea; o bien vertiente positiva: el sujeto que se siente observado, se endiosa creyéndose el ‘ombligo del planeta’.

Quisiera pensar que las dos mujeres que hoy protagonizan esta columna, tanto la presidenta de la Comisión Europea, como la primera dama ucraniana, sufrieron el efecto foco en su vertiente positiva, no solo el mediático, sino también el impacto político sobre el orden mundial. Eso sería señal de que realmente Europa cuenta y, que tal y como la presidenta afirmaba «hemos conseguido que vuelva a aflorar la fuerza interior de Europa».

Solo de esa manera es posible afrontar todos los preocupantes retos que emanaron durante su discurso: las sanciones a Rusia, las medidas para garantizar el suministro energético y reducir la dependencia del combustible ruso, así como para hacer frente a la escalada de precios que amenaza sobre todo a las clases más empobrecidas.

Volver a poner el foco en lo esencial. Solo así, Europa hará realidad las frases finales del discurso de doña Úrsula: rememorar «una historia que demuestra lo que los europeos podemos conseguir cuando nos unimos en torno a una misión común».
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