El eclipse de sol de este viernes... o cómo vivir una jornada inolvidable

La Asociación Leonesa de Astronomía organiza una observación pública de este fenómeno astronómico que se producirá entre las 9:05 y 11:20 horas

Xuasús González
19/03/2015
 Actualizado a 11/09/2019
Secuencia del eclipse desde León (http://www.oan.es/eclipse2015).
Secuencia del eclipse desde León (http://www.oan.es/eclipse2015).
Parece ser que sucedió en China el 22 de octubre de 2137 a.C. El Sol comenzó a desaparecer, poco a poco, en medio –suponemos– de cierto temor generalizado… Es el primer eclipse de Sol del que tengamos constancia, y mañana, 20 de marzo de 2015, podremos volver a disfrutar de la misma sensación. Exactamente la misma, tampoco… que el primero le costó la vida a dos astrónomos reales por no haberlo predicho. Ahora, los conocimientos, la tecnología, las medidas de seguridad, … nos invitan a disfrutar al máximo de un día histórico. Qué menos después de más de cuatro mil años… aunque, en esencia, siga siendo lo mismo.

El primer eclipse de sol del que se tiene constancia sucedió en China el 22 de octubre de 2137 a.C. Hoy sabemos que los eclipses –tanto de Sol, como el que ahora nos ocupa, como de Luna– son fenómenos naturales que se pueden predecir. Pero no siempre fue así y, quizás por eso, aterrorizaban a las civilizaciones antiguas, que los identificaban con malos presagios.

En algunos casos, incluso, influyeron en el curso de la historia, contribuyendo, por ejemplo, a ganar batallas o a salvar vidas. A Alejandro Magno le sirvió el eclipse de Luna de 331 a.C. para desmoralizar a los persas días antes de la batalla de Arbela, propiciando la victoria del macedonio. Otro, también de Luna, salvó probablemente la vida de Cristóbal Colón en 1504, en Jamaica, al advertir a los indígenas –en una coyuntura adversa– que Dios, enfadado, borraría la Luna del cielo.

Los eclipses han sido también de gran importancia para la investigación científica. Quizá el más relevante en este sentido sea el de 1919, gracias al que se pudo confirmar la Teoría de la Relatividad General de Albert Einstein.

Pero, sobre todo, los eclipses nos sirven –hoy por hoy, y a nuestro nivel– para disfrutar de uno de los fenómenos astronómicos más fascinantes que existen. Y a eso vamos.

El eclipse


Podemos decir, grosso modo, que un eclipse es el fenómeno astronómico que, desde nuestra posición, supone el oscurecimiento del Sol por la interposición de la Luna entre este y nosotros –eclipse de Sol–; o el oscurecimiento de la Luna cuando es la Tierra la que se encuentra entre la estrella y el satélite –eclipse de Luna–.

El último eclipse de Sol que tuvimos ocasión de ver desde nuestra posición fue en 2013 y el próximo será en 2017 Los eclipses dependen, por tanto, de la alineación de Sol, Tierra y Luna; y ello implica que nuestro satélite se encuentre en fase llena –para eclipses de Luna– o nueva –para eclipses de Sol–; pero, además, como el plano en el que orbita la Luna alrededor de la Tierra se encuentra inclinada unos 5º con respecto al plano de la eclíptica –así se llama el que contiene la órbita de la Tierra alrededor del Sol–, solo se producen eclipses cuando la Luna se encuentra cerca de los dos puntos donde se cruzan ambos planos, llamados nodos.

Por eso no se producen eclipses en cada fase lunar. Aunque sí son más frecuentes de lo que a priori pueda parecer –entre cuatro y siete al año– quizás porque cuando no son visibles desde nuestra posición, suelen pasar desapercibidos.

Los eclipses de Sol, decíamos, se producen cuando la Luna se sitúa entre la Tierra y nuestra estrella, ocultándola. Desde nuestra posición, los diámetros aparentes de la Luna y del Sol son similares –la Luna es unas 400 veces más pequeña, pero también está unas 400 veces más cerca–, lo que permite eclipses totales, con el Sol completamente cubierto. En algunas ocasiones, como el diámetro aparente no es exactamente el mismo, se da la circunstancia de que la Luna se encuentra un poco más lejos de la Tierra y, aun dándose las condiciones para un eclipse total, no llega a tapar por completo el disco solar, dejando visible únicamente un borde a modo de anillo: el eclipse es, entonces, anular. Y, por último, otras veces el satélite solo oscurece una parte del Sol, y entonces se trata de un eclipse parcial.

El último eclipse de Sol que tuvimos ocasión de ver desde nuestra posición fue en 2013 –pero con apenas un 10 % del disco solar eclipsado–, y el próximo tendrá lugar el 21 de agosto de 2017, aunque en malas condiciones por producirse en la puesta de Sol. Para observar desde León un eclipse solar total habrá que esperar al 12 de agosto de 2026.

El eclipse de mañana, aunque total desde otros lugares –una franja del Atlántico Norte y en el Ártico, sin alcanzar prácticamente tierra, al margen de las islas Feroe y las Svalbard–, en León lo observaremos como parcial, aunque –eso sí– se ocultarán casi tres cuartas partes del Sol. Dará comienzo pasadas las 09:05 h. y finalizará hacia las 11:20 h., alcanzando su máximo a las 10:10 h.

Cómo observar el eclipse


Observar un eclipse solar –de hecho, simplemente, observar el Sol– no es ningún juego. Si no se toman las precauciones adecuadas, se pueden causar graves daños en los ojos.

No se puede mirar directamente al Sol, ni con gafas de sol; ni con ningún ‘apaño’ casero, como radiografías o cristales ahumados; ni tampoco utilizando cámaras de fotos, prismáticos, telescopios u otros aparatos sin la protección adecuada.

Para observarlo con seguridad, una opción es hacerlo por proyección, para lo que existen diferentes métodos, aunque quizá el más sencillo sea realizar un agujero con un alfiler en una cartulina negra y hacer pasar por él la luz del sol orientada hacia una hoja blanca. Una posibilidad aún más cómoda es utilizar ‘gafas de eclipse’ –solo para observación a simple vista– o filtros homologados, necesarios en todo caso si se utilizan instrumentos ópticos.

Pero, sin duda, la mejor opción para disfrutar al máximo del eclipse es contactar con aficionados a la astronomía, que contarán con los recursos y medios necesarios –y todas las medidas de seguridad– para vivir una jornada inolvidable.

En este sentido, la Asociación Leonesa de Astronomía realiza una observación pública en el instituto Padre Isla de la capital leonesa (C/ Marqueses de San Isidro, 20), a la que puede asistir todo aquel que lo desee sin más requisito que estar dispuesto a vivir al máximo una jornada astronómica ciertamente fascinante.
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