El dilema de la vivienda

La crisis rompía la tendencia creada de comprar pisos a edades tempranas y pagarlas hasta la jubilación, ahora esas generaciones sólo pueden aspirar a meterse en una hipoteca si están dispuestas a estar pagándola hasta el final de sus días

El elevado precio de los alquileres y la reducida oferta del mismo aboca a muchos a meterse en una hipoteca
24/06/2019
 Actualizado a 03/09/2019
Por mucho que a día de hoy se vuelva a ver alguna tratando de romper el cielo de la ciudad, el recuerdo de aquel León plagado de enormes grúas es cada vez más borroso. Lo que pervive a pesar de los años de crisis que ha habido de por medio es el enorme numero de pisos que se construyeron y que, a día de hoy, todavía no han encontrado comprador. Además de la estampa de barriadas enteras ansiosas de vida, la burbuja inmobiliaria y posterior estallido ha dejado otras secuelas. Varias generaciones a las que la recesión económica –denominación oficial de la crisis– les impidió continuar con la tendencia creada de comprarse piso a edades tempranas para estar pagándolas hasta la jubilación. A aquellos que les pilló la edad de proceder con el grifo del crédito cortado, hoy solo pueden meterse en una hipoteca si están dispuestos a estar pagándola hasta el final de sus días. Sin embargo, la opción del alquiler tampoco se ha convertido en alternativa, pues el elevado precio de las rentas hace que se tiren de los pelos al pensar que más les valdría invertirlo en algo que aspire a ser propiedad. La última estadística publicada por el Ministerio de Fomento, que se refiere al cierre del pasado año, refleja a este respecto que la provincia tiene un total de 8.270 inmuebles de nueva planta que aún no han encontrado comprador, pero empiezan a construirse nuevos edificios. ¿Será que no habremos aprendido de la experiencia?
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