javier-callado-2.jpg

El dilema de la izquierda

29/09/2016
 Actualizado a 16/09/2019
Guardar
El reparto de votos entre partidos de derechas y de izquierdas en España se suele decantar a favor de los progresistas. Sin embargo los conservadores ganan las elecciones por número de parlamentarios. Esto se debe al efecto de la ley electoral, que utiliza el sistema D’Hont y favorece al partido que más votos agrupa, rompiendo la proporcionalidad.

En el Partido Popular esto es conocido y gestionado; por eso tiene una dirección autoritaria, única posibilidad de aunar bajo sus siglas el rango de voto que va desde la extrema derecha hasta la democracia cristiana. La posibilidad de una división del voto conservador con la aparición de Ciudadanos parece de efecto muy limitado, puesto que solo abarca a una parte de la derecha liberal más centrada. Por el contrario la izquierda se sustenta en varios partidos con direcciones más o menos democráticas o asamblearias. Eso propicia la división del voto, el fraccionamiento y dificulta alcanzar la mayoría parlamentaria. El episodio de división interna del PSOE es la muestra más clara de este proceso.

Acabamos de ver cómo en las elecciones gallegas y vascas el desgaste sufrido por el PSOE ha tenido la misma raíz, lo que podría ser un indicador de lo que sucede a nivel nacional. En ambos casos una buena parte de los votantes socialistas se ha pasado a Podemos. Esta última formación establece en el centro de su discurso el "no a Rajoy". Ese es el lema adoptado por Sánchez, dado que se lo ordenó su dirección federal (imposición, por cierto, que nunca había sufrido ningún secretario general del PSOE). El movimiento parece lógico si lo que se pretendía era frenar el paso del voto socialista a Podemos.

Sin embargo una parte del aparato del PSOE, incluyendo a varios de los que votaron por el "no a Rajoy" en la federal, ha desautorizado a Sánchez por los resultados obtenidos tras hacer lo que le mandaron. Este es el efecto de una dirección poco autoritaria o relativamente democrática. El PSOE ha llegado a un punto en el que reúne a gente con intereses muy diferentes: desde militantes históricos acomodados en consejos de administración hasta idealistas que creen en la recuperación de los valores de la izquierda socialdemócrata.

En consecuencia el PSOE, principal partido de la izquierda hasta hoy, sufre una crisis porque ya no es capaz de reunir todas las sensibilidades de su militancia bajo una dirección participativa. O se torna un partido autoritario, como el PP, o camina hacia la descomposición y la irrelevancia. Y no es que yo lo juzgue, es que resulta tan evidente...
Lo más leído