El día que Pavarotti conoció a Lady Di

La princesa de Gales y el tenor italiano se hicieron íntimos amigos después de un histórico recital en Hyde Park. La grabación se proyectará este jueves en Cines Van Gogh

Javier Heras
26/01/2023
 Actualizado a 26/01/2023
El tenor Luciano Pavarotti y la princesa de Gales se hicieron amigos íntimos tras el recital.
El tenor Luciano Pavarotti y la princesa de Gales se hicieron amigos íntimos tras el recital.
Era el típico verano inglés: frío y lluvia torrencial. Pero no importó. El 30 de julio de 1991, más de 150.000 almas se reunieron en Hyde Park para el concierto gratuito de Luciano Pavarotti (1935-2007). El mayor evento al aire libre en Londres desde los Rolling Stones en 1969. La ocasión lo merecía: el tenor de Módena, acaso la mayor estrella de la historia de la ópera (con permiso de Caruso y Maria Callas), celebraba el 30 aniversario de su carrera.

Este jueves, Cines Van Gogh retransmite aquella gloriosa velada. Pese a sus 55 años y sus evidentes kilos de más, Pavarotti seguía en plenas facultades: el timbre de oro, la perfecta emisión, la flexibilidad, los agudos brillantes, la musicalidad, la pasmosa naturalidad con que hacía todo sin esfuerzo. Venía de protagonizar, un año antes, el histórico recital de Los Tres Tenores en las Termas de Caracalla de Roma, que acercó la lírica al gran público; su grabación se convertiría en el álbum de música clásica más vendido de todos los tiempos.

El repertorio, completo y generoso, encadenó algunas de sus arias favoritas, con poco Verdi, nada de Donizetti (sorprendente decisión) y predominio claro de un compositor: Puccini. No en vano, el papel con el que debutó en 1961 en Reggio Emilia fue Rodolfo de ‘La Bohème’, que ya en 1979 lo coronaría en La Scala a las órdenes de Karajan. En la grabación que se verá en cines, regresó a otros de sus roles de cabecera, como el pintor Cavaradossi, de ‘Tosca’ (‘E lucevan le stelle’), o dos de mayor peso vocal: el payaso Canio, del ‘Pagliacci’ de Leoncavallo (‘Vesti la giubba’), y el príncipe Calaf de ‘Turandot’. El mundo siempre asociará esa ópera y en concreto el aria ‘Nessun Dorma’ a Pavarotti, que la cantó en el sorteo del Mundial de Italia 90. Desde el foso, su compatriota Leone Magiera comandó la prestigiosa Orquesta Philharmonia, que le permitió descansar la voz con algunos pasajes instrumentales de ‘Luisa Miller’ o de ‘Lohengrin’, de Wagner.

Con su irresistible carisma, el tenor abordó tonadas populares como ‘O sole mio’ o ‘Torna a Surriento’, y hasta dedicó un aria a Lady Di. «Nunca he visto una mujer como ella», dijo en inglés, en alusión al título ‘Donna non vidi mai’, de ‘Manon Lescaut’. La «princesa del pueblo» había ejercido como tal al principio de la velada: fue la primera invitada de la zona VIP que bajó su paraguas, que no dejaba ver al resto de asistentes. Siguieron su ejemplo el compositor Andrew Lloyd Webber, el primer ministro de entonces, John Major, o el actor Michael Caine. Hora y media más tarde, cuando Diana de Gales conoció en persona a Pavarotti, tanto ella como el príncipe Carlos estaban empapados, tiritando (lo relató el tenor en su biografía). Aquel día comenzó una hermosa amistad. Gracias a ella, el cantante descubrió la filantropía y los actos benéficos, a los que dedicó los últimos años de su vida.
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