El desprecio al oeste

Juan Carlos Ponga Mayo
26/09/2020
 Actualizado a 26/09/2020
La situación de las provincias del oeste español, desde Asturias hasta Cádiz es realmente lamentable. En ellas se centra la mayor parte del paro y la despoblación como causa del abandono institucional en todos los sentidos.

Los romanos, que en esto de la concepción del territorio han demostrado que fueron unos maestros, unieron con una vía Astorga y Mérida y tenían unida Astorga con el Cantábrico y Mérida con Cádiz. Lo que quiere decir que para ir de Gijón a Cádiz, o Gijia con Gades, no había que pasar por Madrid, porque entonces Madrid no existía y nunca debió de existir, porque la meseta, tanto al alta, Castilla la Vieja, como la baja Castilla la Nueva, son páramos en todo el sentido de la palabra.

Desde los primeros años de la democracia las provincias del oeste español han sido relegadas al olvido y al expolio. En el año 1985 el gobierno de Felipe González con los ministros de fomento Julián Campo Sainz de Rozas y Enrique Barón Crespo, el director del gabinete del ministerio, Miguel Ángel González Bernabé, y los directores de Renfe Ramón Baixades Male y Julián García Valverde se cargaron la línea férrea que vertebraba todas las provincias del oeste, en aras de un ahorro económico que no se impuso en ningura zona de España, en las que se invirtieron enormes cantidades de dinero para hacer comunicaciones, que nunca verán enjugados los dineros invertidos.

Aquí, en la dictadura y en la democracia, solo ha interesado hacer pantanos para resolver problemas de lejos, no invertir en industria para que los jóvenes se vayan a nutrir los barrios hacinados de Madrid, Barcelona o Bilbao en los que la especulación de algunos se ha alineado con el poder. Ahora, aprovechando la despoblación, se pretende destrozar los paisajes y expoliar a los pueblos de sus montes para instalar aerogeneradores, que irían mejor en las sierras madrileñas, donde circula más el aire y darían mejores resultados, pero se traen aquí, después de haber destrozado algunas montañas con bosque de pinos para dar material a una industria instalada lejos.

Los habitantes de estos territorios no son interesantes ahora porque solo son un coste para las arcas del estado y hay que hacer lo posible para que desaparezca, de una manera o de otra. En muchos pueblos no hay nadie que produzca, porque a nadie le ha interesando. No hay mas que jubilados, clases pasivas, que además de cobrar pensiones de miseria, hacen un gasto enorme en la sanidad y como sus ecosistemas son muy buenos viven hasta cerca de los cien años con lo que los gastos suben mucho. Por ello hay que apretar las tenazas: cerrar consultorios, no mejorar las carreteras, nada de buenas conexiones a internet, … hay que aislarlos lo más posible, hay que intentar matarlos en vida.

Como hay algunas personas jóvenes que intentan resucitar estos lugares, que quieren emprender, y se vienen con sus hijos, se les hace la vida imposible en cuanto a la educación y sanidad respecto a los niños, porque si de alguna manera los pueblos se recuperan… los negocios que, desde fuera, se pueden hacer en .el territorio se les vienen abajo.

Pero no se contentan con acosar a los habitantes, abandonarles a su suerte, destrozar los paisajes y expoliar a las familias llevándose a sus hijos. Ahora, y siempre, nos quieren cambiar y modificar la historia.

Primero nos eliminaron de la historia de un plumazo incorporándonos a una comunidad autónoma inventada. Mientras se aceptaban loas reclamaciones históricas de algunos territorios, Cataluña, País Vasco por ejemplo, y se inventaron territorios históricos que nunca existieron como la Rioja o Cantabria, al Reino de León se le negó la identidad para formar una comunidad autónoma. Puestos a inventarse, se inventaron una capitalidad, que no han tenido las narices de consagrar legalmente, porque nunca lo fue, dado que las capitalidades de los reinos de León y de Castilla fueron siempre León y Burgos.

Luego en los libros escolares aparece que la comunidad existe desde el tiempo de los neandertales, mas o menos, y ahora se inventan que la Vía de la Plata, a la que ya me he referido, va desde Mérida, Emerita Augusta, a Zamora y desde ahí en vez de seguir hasta Astorga, Asturica Augusta, va hacia Orense una ruta que nunca tuvo. Los intereses económicos y políticos se imponen en estos territorios siempre a la historia y al interés de los leoneses.

Como dice mi amigo Fulgencio hay que coger el mango del azadón para acabar con todo este desastre antes de que terminen con nosotros.
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