El despliegue de la receta electrónica en el medio rural se retrasa ahora a otoño

No llegará a las ciudades hasta 2016 / El proyecto no tiene vuelta atrás, y el mal menor es que cuando vea la luz nacerá con capacidad de ser interoperable con otras autonomías

S. Calleja/ ICAL
06/06/2015
 Actualizado a 15/09/2019
Imagen de archivo. | ICAL
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El despliegue de la receta electrónica en el medio rural se retrasa ahora a otoño y la previsión es que comience a llegar a los núcleos urbanos con el nuevo año, en 2016. Los motivos, la complejidad de un proyecto en el que “hay que tocar muchos palillos” y donde también pesa la dispersión y el volumen de contar con 247 centros de salud y 3.600 consultorios locales, muchos de ellos en pequeños municipios con problemas de conexión. A ello se une la alargada sombra de Medora, la herramienta en la que se sustenta el nuevo módulo de prescripción farmacéutica de Atención Primaria -en fase de expansión- y que no acaba de funcionar como se desearía. Los últimos problemas que provocaron una caída generalizada del sistema en mayo, y su estabilización forman parte de la lista de motivos.

Aunque tarde, lo cierto es que el proyecto no tiene vuelta atrás, y el mal menor es que cuando vea la luz nacerá con capacidad de ser interoperable con otras autonomías, herramienta en el que ya trabaja el Ministerio de Sanidad para que se puedan compartir datos entre territorios Es más, el sistema de Castilla y León ya cuenta con los requisitos que exige el proyecto estatal, según explicó a Ical el director general de Asistencia Sanitaria de Sacyl, José María Pino. “Hemos tenido problemas con el módulo de prescripción, nada que no fuera de esperar, pero esto unido a los problemas de Medora nos ha retrasado las previsiones”, añadió.

En principio, la voluntad de la Consejería es poder implantar el modelo al cien por cien (desde la prescripción hasta la dispensación en la oficina de farmacia) en un mes o mes y medio en los consultorios dependientes de los centros de salud de Cigales, Renedo e Íscar. Una vez que se pruebe, durante unas ocho semanas, el siguiente paso será extenderlo al resto de provincias, hasta completar el mapa rural a finales de año. Aunque la idea inicial era que Tudela de Duero y Medina de Rioseco estuvieran en el pilotaje, se ha desistido por problemas de conexión en algunos consultorios. Cuando finalicen las pruebas en estas ocho semanas, la implantación cogerá “velocidad de crucero”, ya que tras este pilotaje será cuestión de semanas y también Sacyl dispone de un calendario de implantación con un orden de prioridad.

Ventajas


Con la dispensación electrónica, la Comunidad dirá adiós a la tradicional receta en papel, lo que supondrá ventajas para el paciente y el propio sistema, incluso algunos ahorros, teniendo en cuenta que Sacyl dedica hasta 700.000 euros anuales para cubrir el gasto en papel por la impresión de recetas.

En un principio, Sacyl aprovechará las tarjetas sanitarias actuales, ya que ha apostado por el sistema de banda magnética, siguiendo el modelo de Cantabria. En ella, el médico cargará los datos de los medicamentos que luego dispensará el farmacéutico al pasarlos por un lector. Teniendo en cuenta un margen de error de hasta el 15 por ciento de las tarjetas, la Consejería ha empezado a renovar 1,6 millones de los 2,4 millones de tarjetas que tiene activadas, y completará el círculo a medida que se vayan caducando. Para ello suscribió un contrato de suministro y renovación por valor de 414.763 euros en mayo.

A priori, los mayores beneficiarios de la receta electrónica serán los pacientes crónicos, ya que aporta mayor seguridad entre los casos de polimedicados, y permitirá prescribir tratamientos por un período de hasta un año. Esto reducirá el número de visitas al médico para recetas. De hecho, de las experiencias de otras autonomías se deprende que la receta reduce hasta un 20 por ciento las consultas sólo para prescripción.

En consecuencia, los profesionales podrán aumentar los tiempos de consultas y conocer mejor el historial farmacológico de los usuarios al estar todo el proceso informatizado. Podrán saber si cumplen con la posología, teniendo en cuenta que un 44 por ciento de los pacientes crónicos incumple el tratamiento, ya sea por olvido o por falta de síntomas, con lo que ello supone en costes para el sistema.

La receta electrónica también permite una mejora de la seguridad del uso de los medicamentos y mayor control de éstos, con disminución de errores, ya que el farmacéutico dispondrá de mecanismos que garanticen la dispensación del producto prescrito, evitando así los errores asociados a la prescripción tradicional. Por último, en un futuro, se conseguirá la interoperabilidad con las aplicaciones de receta electrónica de otras comunidades, con la disponibilidad de información cruzada sobre datos de prescripción y dispensación.
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