El derribo de los cubos de la muralla

Juan Carlos Ponga Mayo
06/04/2022
 Actualizado a 06/04/2022
Por fin el ayuntamiento se ha tomado en serio la decisión de recuperar, en lo que sea posible, la muralla tardorromana en la calle Carreras. Está bien y esperemos que el resultado no sea una chapuza como lo que se hizo en la zona de la calle Ruiz de Salazar.

Pero me gustaría hacer algunas precisiones en relación a las noticias que han aparecido sobre este tema. Se ha extendido la idea de que el derribo de los cubos de la calle Carreras se hizo en el año 1906, basándose en una foto de esa misma fecha en la que se ven los cubos casi derruidos: también la creencia errónea de que solamente se demolieron los cubos de la calle Carreras.

Para documentar el libro: ‘La calle Ancha desde que era estrecha’, consulté las actas municipales desde 1860, dado que en esa fecha se iniciaron los trámites para dicha intervención urbanística, hasta principios del siglo XX. Paso a transcribir parte de las actas consultadas que afectan al tema que nos ocupa y poder aclarar el proceso de demolición de los cubos de la muralla.

En el acta del día nueve de marzo de 1860 se recoge una queja contra «… la resolución dictada por el ayuntamiento y aprobada por el Sr. Gobernador para el derribo de los cubos de la muralla del rastro…». Unos días después, el veinte del mismo mes, se recoge otra queja, esta vez de Teleforo Unzúe, contratista del derribo de dichos cubos, por un error en el cálculo de su volumen. «… memorial de D. Telesforo Unzúe en que dice que habiéndose anunciado la subasta de la obra de derribo de los cubos del rastro bajo el supuesto de que tenía cada uno quinientos y tantas varas cúbicas, siendo así que han resultado son ochocientas…»

El acta del siete de febrero de 1861 se acuerda recoger la reclamación que hace al gobernador D. Telesforo Unzúe para que se le pague por el mal cálculo del volumen, lo que indica que los cubos de la muralla del Rastro, que son los de la actual Calle de Ruiz de Salazar estaban ya demolidos. Con posterioridad los terrenos se venden y los compradores levantan las casas que actualmente vemos en dicha calle.

Por otro lado, están las actas que recogen acuerdos relativos a la muralla de la calle Carreras.

El primer acuerdo que encontré fue del año 1862 y dice así: «El Sr. Alcalde hizo presente que a petición de las Monjas Descalzas había dispuesto que se cerraran unos boquetes que quedaron en su muralla por el derribo de los cubos de la Carrera para el ensanche de la carretera en aquel punto, y que esperaba que el Ayuntamiento aprobase este parecer en atención a la urgencia con que aquello se reclamaba». Esto indica que ya se había decretado y ejecutadola demolición de algún cubo en fechas anteriores.

Dicha demolición, al contrario que la del Rastro (Ruiz de Salazar) se estaba llevando a término más lentamente pues en diciembre de 1866 se acuerda: «Conforme con los dictámenes del Arquitecto y la Comisión de policía se autoriza a D. Joaquín López para rebajar en uno de los cubos de la muralla de la zona, a colocar los materiales en los puntos que se le designen».

Los acuerdos continúan, pero será el de 1893 el que nos indique que el derribo de los cubos de la calle de la Carrera va muy lento y que se recurre a ello cuando se necesita material de construcción. El cinco de enero de 1893 se señala: «El Sr. Alonso dice que en cumplimiento de acuerdo tomado en la sesión anterior, se ha celebrado sin resultado la subasta para el suministro de morrillo con destino a la obra en que se han de ocupar los obreros porque los acarreadores se obstinan en que el precio sea de dos pesetas el metro, precio que está fuera de lo que la Comisión propuso y el Ayuntamiento acordó; que en la calle de la Carrera hay algunos cubos de muralla que puedan derribarse, lo que proporcionaría material y trabajo a los obreros y también el ensanche de dicha vía…»

También se toman acuerdos de derribo que por suerte no se llevaron a término. Así el catorce de marzo de 1872 se acuerda: «Visto el presupuesto que presenta el Arquitecto para el derribo del coronamiento de los cubos de la carretera del mismo nombre y el presupuesto y planos para la construcción de un edificio con destino a depósito de --?--- , se acuerda que pase todo a la Comisión de policía para que proponga lo que esta vea procedente».

De todo lo anterior se desprende que, a mediados del siglo XIX, a la corporación municipal solo le preocupaba e interesaba librar algunas zonas de la ciudad de los estorbos de la muralla, los cubos, (también las puertas), y que el material obtenido de su derribo se utilizaba para las obras de construcción propia o ajenas, en cuyo caso los materiales se subastaban.

No perdamos la ocasión de recuperar el volumen de la muralla, reconstruyamos los cubos derribados, si no macizos, huecos, pero de forma correcta y no como en Ruiz de Salazar (una reconstrucción que algún día habrá que derribar y hacer bien). Si no los reconstruimos la muralla seguirá quedando coja y no recuperará su verdadera imagen.
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