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El Cuento de la Criada III

11/04/2023
 Actualizado a 11/04/2023
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Como si se tratara de las ‘Historias Para No Dormir’ del mítico Chicho Ibáñez Serrador las ediciones, de esta tribuna titulada el cuento de la criada, se suceden como episodios de la violencia que se cierne sobre las mujeres de manera interminable. Cuando escribí la primera no imaginaba que en mi tierra aquellos que persiguen a las mujeres de manera obsesiva iban a proponer que el sistema público de salud ofrecierade forma sádica escuchar el latido del feto a las mujeres que deciden interrumpir su embarazo voluntariamente ni que íbamos a asistir al blanqueamiento de los vientres de alquiler que ha escenificado en nuestro país Ana García Obregón amparada por ciertos medios de comunicación y apoyada por el poder político, económico y social que se cimienta en el poder del dinero, el reino donde todo está a la venta si tienes el dinero suficiente para pagarlo. Y sí, se trata de vientres de alquiler no de gestación subrogada, porque la maternidad no es una hipoteca, no se subroga, hablamos de que quienes que no puedan o quieran gestar una hija o hijo se lo puedan comprar si tienen posibles para ello y siempre que existan mujeres lo suficientemente pobres, necesitadas o vulnerables que se vean obligadas a poner a la venta su bien más preciado, su cuerpo.

El cuerpo de las mujeres ha sido tratado como un bien de consumo desde que el mundo es mundo por la sociedad del patriarcado. La maternidad no es un derecho, si lo fuera tendría que estar garantizada para todas y desde luego no se puede obtener con un atentado contra los derechos humanos de una parte de la población, las mujeres en situación de vulnerabilidad. El caso de la mamá-abuela, cercana a los 70 años, de la niñafruto de la inseminación artificial a título póstumo de un vientre de alquiler con el semen de su hijo fallecido, aparte de parecer el guion de una película de Almodóvar, ha suscitado un debate que en muchas ocasiones ha caído en la trampa mortal de juzgar el caso concreto de ‘comprar’ una nieta para no estar sola, algo censurable por la gran mayoría de opinadores y opinadoras, y dejar de lado aquello que realmente es inadmisible e ilegal en España en todos los casos sean cual sean las circunstancias que lo rodeen y es que el cuerpo de la mujeres pueda venderse para gestar los hijos de otras u otros por dinero.

Estremece pensar que con el dinero suficiente se mercadea con las mujeres, los sentimientos, la vida y hasta con la muerte, ¿Qué opinarían si una madre o padre pudiera comprar un riñón o un lóbulo hepático de un niño en situación de vulnerabilidad para salvar la vida de su hijo?, El niño podría seguir viviendo y la recompensa económica podría solventarle la vida… Este supuesto que, espero, hiele la sangre del que lo lea, se trata de la misma transacción que los vientres de alquiler, lo que ocurre es que hemos normalizado de tal manera la mercantilización del cuerpo de las mujeres que nos cuesta asimilar un caso con el otro de la misma manera que hay quien se atreve a difundir la falacia de que existe «la gestación subrogada altruista», olvidando que la transformación del cuerpo de una mujer en la gestación es irreversible y obviando que existe un riesgo vital ,minimizado hoy en día por el progreso de la medicina y la universalidad de la sanidad pública en países como España (que no nos falte nunca), pero real. De los creadores de la prostitución es una profesión elegida libremente por las mujeres que la ejercen llega los vientres de alquiler altruistas, sospecho que estos estrenos actuales están basados en clásicos como bebés de mujeres pobres recogidos «altruistamente» en conventos y entregados a parejas que no pueden tener hijos tras una «voluntaria» y «generosa» aportación económica al convento.

La nueva versión de la serie ‘Historias para No Dormir: El Trasplante’ protagonizada por Javier Gutiérrez y Petra Martínez, entre otros, es una ficción ambientada en un futuro cercano donde sólo las personas sin recursos envejecen y mueren, la vida se hace muy difícil para quienes no pueden pagar por renovar su cuerpo a base de una serie de operaciones y trasplantes. La sociedad se divide según su capacidad económica en «renovados» o «donantes», es decir, suministrador de órganos para las «renovaciones». ¿Realidad o ficción?
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