El corazón de lo comunal

06/05/2021
 Actualizado a 06/05/2021
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La fuente es el corazón de lo comunal, de la vida y sus afanes, de los juegos y las fiestas, el punto de referencia, el lugar de las conversaciones. Quedamos en la fuente.

Hasta la fuente se acercan y ella recuerda tantas mañanas y tardes lavando la ropa, frotando y frotando para que saliera la suciedad y entraran en calor las manos metidas en sus aguas heladas, en invierno y en verano.

Hasta la fuente se acercan y él recuerda aquellos días en los que iba a por agua, a llenar los calderos y sufrir algún comentario irónico de vecinos que le reprochaban que hiciera trabajos de mujer. «¿Cómo no hemos podido darnos cuenta antes que tratábamos a las mujeres como verdaderas esclavas?», se pregunta y se martiriza al recordarlo.

En el muro de la fuente están todos los recuerdos, todas las conversaciones.

Las fuentes fueron siempre los mejores juguetes, los mejores parques, para los chavales de todos los pueblos que, sin necesidad de quedar ni de mandarse un mensaje, se encontraban en la fuente, hacían batallas de agua, estaba la maya del escondite donde se pronunciaba el grito más solidario: «Alzo la maya por mí y por todos mis compañeros».

Con la disculpa de «estuvimos en la fuente» arrancaban a la noche y la oscuridad los adolescentes aquellos primeros besos furtivos, los que nunca se olvidan. Siempre al lado de la fuente, el corazón de la vida.
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