El Cometa Errante: "Cardiacos no estaba adscrito a ninguna tribu"

El dúo musical formado por Kike Cardiaco y Rafaria Montecristo acaba de publicar ‘Encuentro con Los Cardiacos’, un disco que propone un íntimo homenaje al paisaje sonoro del grupo leonés

Emilio L. Castellanos
30/10/2020
 Actualizado a 30/10/2020
Los músicos Kike Cardiaco y Rafaria Montecristo. | ABEL MORÁN
Los músicos Kike Cardiaco y Rafaria Montecristo. | ABEL MORÁN
Hay legados que permanecen ajenos al paso del tiempo. El del grupo leonés Los Cardiacos es uno de ellos. Construido sobre un repertorio amplio y de copiosos matices, una trayectoria de la que se ausentan los rasgos de la complacencia, la urgencia, la convención y lo efímero y un lenguaje exclusivo, ha conseguido apuntalarse firme y sólido, sin la fisura que concede la circunstancia y el avatar de los años transcurridos. Han pasado más de cuatro décadas desde que la banda irrumpiera en la España emergente de la Transición y su música mantiene intacta su vigencia y consolidada su universalidad, abriéndose paso segura y sin complejos entre las nuevas generaciones y certificando su condición vocacional de ‘cruce de caminos’ de la que siempre alardeó y por la que fue y sigue siendo loada. «Los Cardiacos no eran para nada un grupo de la movida madrileña; fueron puente entre lo que había, la canción crítica de los cantautores y lo que está por venir, soltando amarras de la excesiva seriedad de aquellos. La lejanía de Madrid también les libró de muchas contaminaciones». Son palabras de Enrique Jimenéz, Kike Cardiaco, escritas en tercera persona (como si él no tuviera nada que ver con la monumentalidad de un grupo que rotula su nombre con trazo grueso en la historia de la música nacional y al que entregó su indiscutible talento creativo) para la carpeta del nuevo disco de El Cometa Errante, ese ‘pas à deux’ musical que le ocupa ahora mismo y en el que también anda involucrado Rafa Hernández, titulado ‘Encuentro con Los Cardiacos’ y donde se propone un íntimo homenaje al paisaje sonoro del grupo leonés, cuya bandera, aun ausente de los escenarios desde la década de los 90, sigue afianzada en la cima donde aquel se aupó. Los Cardiacos nacieron al mundo en 1979, cuando, contra corriente (seña de identidad que huyó del estereotipo), publicaron sus primeros temas al margen de la industria y en formato cassette bajo el irónico título de ‘Las discográficas no dan la felicidad’. El cuadragésimo aniversario del nacimiento del grupo es el motivo que esgrime El Cometa Errante para abalanzarse sobre su repertorio y adaptarlo a su particular estilismo, inspirado principalmente en el uso de las guitarras.

El carácter orgánico de El Cometa Errante, banda que luce con orgullo su condición ‘guadiana’ (asoma a la primera fila y también deja de hacerlo sin renunciar jamás a su vitalidad, cuestionar su existencia y eludir cualquier amenaza de premeditación: «tocamos a gusto y vamos muy compenetrados porque tenemos la misma escuela», asegura Kike), supone el sustento adecuado para un disco como el que acaba de publicar. Rafa Hernández es uno de los más incondicionales admiradores que ha tenido Cardiacos. Allí estaba, en primera línea, en todos sus conciertos, alimentándose y nutriéndose del carácter vitaminado de la legendaria banda leonesa. «Rafa pertenece a la generación siguiente a la banda y cuando Los Cardiacos tocaban él estaba en primera fila. Es por tanto este disco la selección de un fan a la que me he unido», señala Kike. Ahora, revestido como Rafaria Montecristo (su proyecto personal donde fusiona sus dotes como cantante, compositor y, sobre todo, guitarrista), honra la memoria ‘cardiaca’ adecuando el repertorio del grupo a su particular propuesta. Tal es así que las canciones de Los Cardiacos que articulan el contenido del disco de El Cometa han sido seleccionadas de aquellas que él recrea como Rafaria. «Las canciones de Los Cardiacos intervenidas son exactamente el repertorio que Rafaria Montecristo tocaba del grupo en modo versiones. Se han descartado las más conocidas y hemos canalizado el trabajo hacia temas más esquinados. A la vez, alentamos así la escucha del repertorio del grupo. La misma idea de publicar este disco proviene de ver con qué seguridad y entusiasmo interpretaba Rafaria en directo estas piezas». Son 16 los temas que dan contenido al álbum, cinco de ellos de composición propia y el resto pertenecientes a todas las etapas de la historia de Los Cardiacos, desde las primeras cintas ‘En la cresta de la ola’ y ‘Las discográficas no dan la felicidad’ hasta ‘Héroes y villanos’, la última grabación. «El mejor homenaje que se le puede hacer a Cardiacos es tocando su música y Rafa lleva haciéndolo desde siempre».La música de Los Cardiacos sigue conservándose viva y las letras de sus canciones respiran actualidad. Precisamente, la fortaleza del contenido de sus temas lo emparenta directamente con El Cometa Errante, que ha hecho del peso y el poso de sus letras una seña de identidad. Y así, en el disco queda retratado el espíritu crítico de que hizo gala Cardiacos, la ironía que supuraban sus textos, la melancolía que guardaban muchos de sus trabajos, su lejanía con «el entonces poblado mundo de las tribus urbanas» y su grito nada aséptico en el seno del mundo tan lleno de imperfecciones y desajustes que le había tocado vivir y que se amplificó en su último elepé, ‘Héroes y villanos’. Son muchos los detalles que encierra el repertorio ‘cardiaco’ y que tan bien (y a su manera) ha asumido El Cometa Errante, cuyo sonido disfruta de nueva caracterización y revestimiento con la incorporación del baterista y percusionista Ángel González. Cardiacos y Cometa disfrutan de numerosos puntos en común (lógico si se tiene en cuenta que comparten soporte vital: Kike Cardiaco) y probablemente el más destacado lo constituya el eclecticismo que los significa. «Cardiacos no estaba adscrito a ninguna tribu. Así lo decíamos en ‘Pepi Pop’ (también incluido en el disco). Y la cosa sigue igual ahora con El Cometa, que disfruta de cierto aire afrancesado, voluntariamente escogido, sin renunciar a la apertura de otras vías para enriquecerlo y vestirlo». En el nuevo disco, además, el dúo-trío saborea la inclusión de otras sonoridades sin renunciar a su esencia primigenia al abrir sus puertas a la colaboración esporádica de otros músicos como el pianista Roberto González, el percusionista Fernando Santamarta, el violinista Alberto Rodríguez o las cantantes Rosario Granell y Teresa García. El disco (con una portada de Abel Morán donde la imagen de los músicos se difumina en favor de sus manos y, sobre todo, sus guitarras) se ha cocinado a fuego lento, sin presiones y urgencias, una carrera de fondo que se ha prolongado durante casi un año. «No es un disco de Los Cardiacos sino de El Cometa Errante guardando respeto a aquellos».
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