28/12/2014
 Actualizado a 07/09/2019
Guardar
Mientras algunos de ustedes leen este artículo yo estaré comiendo un cocido en Casa Maruja, en Castrillo de los Polvazares, cerca de Astorga, ese lugar que de tan conservado parece un decorado en vez de un pueblo de verdad.

El comedor de la casa de Maruja también parece otro decorado, tan conservado y fiel a la tradición lo mantiene su dueña, pero la pátina del día a día y el aroma de miles de cocidos servidos entre sus paredes hace que no resulte irreal. Lo irreal es lo que allí sucede cada 28 de diciembre desde hace ya tres décadas, que son las que hace que nos reunimos varias docenas de personas, amigas la mayoría pero desconocidas otras (dependiendo del año y del azar éstas varían), en torno a Sendo y a su mujer, que son los anfitriones del festejo, aunque éste se paga a escote ¡Pobres de Sendo y de su mujer si, además de contar a los comensales con antelación para que Maruja ponga los garbanzos justos a remojo, tuvieran que invitarnos a comer encima!

Con el transcurso de los años, el cocido del 28 de diciembre se ha convertido en una tradición más, en otro banquete que sumar (éste más previsible, es cierto) a los muchos navideños y, aunque nadie de los asistentes lo diga en público, es la ocasión para ver cómo el tiempo va pasando por nosotros, dejando huellas en nuestro aspecto físico. Salvo Maruja, que siempre permanece igual (yo creo que ha hecho un pacto con el diablo, o que el cocido maragato es la fuente de la eterna juventud), quién más, quién menos, todos vamos mostrando el peso de los años, pese a lo cual nos mantenemos firmes, dispuestos a seguir yendo para comer el cocido que don Luis Alonso Santos, el sabio astorgano, consideraba una herencia priscilianista porque, como los partidarios de esta herejía, aborrece la sangre, de ahí que no lleve morcilla. Aunque en lo que no reparó don Luis fue en la simetría entre el cocido maragato y nuestra existencia: se va comiendo hacia atrás, al principio con mucha emoción y luego ya poco a poco y cada vez con menos apetito.
Lo más leído