Alfonso B&W

El clúster del lúpulo

08/07/2021
 Actualizado a 08/07/2021
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Andan las empresas tecnológicas tratando de unirse para que este nuestro terruño se consolide como referente en la cosa del teclado y el ratón, que se entiende mucho mejor que si hablamos de hub, clúster o cualquier otro término de esos que en realidad solo entienden ellos pero que infunden un cierto halo de modernidad a quien los usa.

Pero en los parajes leoneses resulta más que complicado unirse salvo para posar el codo en la barra del bar y quizá por eso estos empresarios se han decantado para su reunión por el Benito, uno de los bares con más solera de la cuna de la democracia en el que a priori no parece que haya demasiado sitio para esas innovations y esos coworkings que tanto se pregonan en el sector. Quizá el mítico escenario elegido para el encuentro haga que se conjuren para lograr que alguien pueda traducir alguna de las notas de prensa del Incibe y que todos podamos entender sin acudir a don google qué es un fingerprinting o un ransomware.

El caso es que, si el Benito puede albergar una reunión de semejante valor tecnológico, este humilde juntaletras puede correr un kilómetro sin parar siete u ocho veces o estar más de dos días sin beber cerveza. Aunque si lo primero me va a costar, lo segundo lo veo como misión imposible. Solo una caña puede calmar la ira que produce el devenir de lo que nos rodea, la irresponsabilidad de unos pocos que cada vez son más y el odioso juego de los gestores de la cosa pública, que se asemejan al coyote y al correcaminos con peticiones y anuncios de medidas que luego no se aplican y que solo dan color político a la ceremonia de la confusión en la que estamos inmersos desde hace casi año y medio. Dicen que nos representan porque les elegimos, pero que todos somos iguales. Y me entra la risa floja al oír esto y al mismo tiempo ver que mantienen con todas sus prebendas legislativas o ejecutivas en plena crisis o que –mientras muchas empresas bajan la persiana y echan a sus trabajadores a pedir– quienes tienen un empleo público mejoran sus condiciones a cuenta de todos.

Lo dicho, que uno sale del curro y no tiene ganas de innovations, así que solo queda respaldar al clúster del lúpulo y tomar media docena de beers.
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