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El Chicharrero

03/11/2019
 Actualizado a 03/11/2019
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Lleva treinta años recorriendo las aldeas del Bierzo, las que no disponen de pescadería, y muchas veces tampoco de comercio alguno. El Chicharrero, que es protagonista de un bello corto cinematográfico realizado por Noemí Fidalgo, que concurre al premio Repsol, conoce mejor que nadie la decadencia demográfica de la comarca porque la mide cada día desde el volumen de sus ventas de buen pescado. Si hace unos años colocaba 1.400 kilos al mes, ahora tiene que conformarse con mil menos.

Pero eso al Chicharrero no le importa tanto: él vive con entusiasmo su trabajo, también con un punto de melancolía, que, sin embargo, pronto desaparece. En cuanto llega al siguiente pueblo, detiene su pequeña furgoneta refrigerada, abre la puerta, anuncia su presencia, y al poco van apareciendo los escasos clientes, casi siempre señoras mayores, que se llevarán el lenguado y la merluza, la pescadilla y el bonito.

Son más de 200 kilómetros cada día, un reino de curvas y bosques, de ríos que se bordean o se cruzan, los que el Chicharrero contempla con profesionalidad y un punto de alegría. Porque, aunque las ventas decrezcan, hay algo en él que respira satisfacción, sentido de la responsabilidad. La de saber que es la esperanza pescadera de un montón de familias bercianas que aún resisten viviendo en lugares apartados, en su mayoría bien cuidados, con muchas flores en las galerías, con ese ritmo lentísimo de la vida en el monte.

Pero no solo El Chicharrero se gana el sustento haciendo más de seis mil kilómetros al mes. Él piensa, valora, sopesa y confía. No tanto en el futuro de su negocio, presumiblemente menguante, sino en el futuro del Bierzo. Sobre el que se manifiesta optimista, irreductible, potente. Porque sabe, y lo dice a la cámara, que la comarca va a salir adelante, venga lo que venga, y pese a lo mucho y malo que ha sucedido en las últimas décadas, con la desaparición total de los que fueron pilares de la comarca desde justo ahora un siglo: la minería del carbón y las centrales térmicas, diez mil puestos de trabajo.

Mas no por ello la comarca va a rendirse; todo lo contrario. Incluso algunas realidades, aún incipientes, ya le dan la razón al sabio Chicharrero, que se pasa media vida reflexionando al volante mientras recorre la más bonita y romántica tierra del Noroeste. No nos vamos a rendir; los bercianos no sabemos de esa palabra. Tampoco vamos a esperar mucho de instituciones y forasteros. Desde casa saldremos adelante. Con imaginación, talento, tesón y esperanza.
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