El chaval forzudo que abrió camino

Una lesión de espalda truncó en 1975 la carrera de Mariano Cachón, un haltera berciano que apuntaba alto y que batió récords en todas las categorías

D. M.
24/06/2018
 Actualizado a 19/09/2019
El joven deportista berciano un encuentro internacional entre España e Italia.
El joven deportista berciano un encuentro internacional entre España e Italia.
Cuando tenía 14 años, en el colegio San Ignacio de Ponferrada ya habían visto que Mariano Cachón era un alumno deportista. José Luis Sáez, hombre del mundo del deporte en Ponferrada, lo veía pasar cada día cerca de la lavandería de su familia y creyó que aquel chaval fuerte podía hacer algo grande levantando pesas.

Por indicación del propio Sáez, don Cándido, uno de los párrocos del colegio San Ignacio le preguntó al joven Mariano si querría practicar halterofilia. «Lo primero que le dije fue qué a ver qué era eso, y me explicó que se trataba de levantar pesas.Yo hacía ejercicios de cultura física por libros. Y entre eso y el trabajo de cargar y descargar carros de hierba para mi abuela en Fontoria, la verdad es que estaba fuerte», explica Cachón. Así que la respuesta fue que sí.

De la mano de José Luis Sáez, que era presidente de la Federación Leonesa de Halterofilia, y después de entrenar quince días, Mariano Cachón participó en su primera competición, en unafase previa de los Campeonatos de España por clubes y se fue directamente la final de Madrid «donde nos coronamos campeones de España».

Corría el año 1973 y el joven deportista, natural de Fontoria, en el municipio berciano de Fabero, entró de lleno en la vorágine de la competición en una especialidad a la que pocos prestaban atención hace cuatro décadas.

Ahora, Lydia Valentín ha elevado a lo más alto la halterofilia en España y ha llevado por todo el mundo el nombre del Bierzo con su brillante trayectoria que está siendo reconocida como merece a todos los niveles, también en su tierra, con infinidad de homenajes y dedicatorias.

Cuando me dijeron si quería hacer halterofilia yo pregunté que a ver qué era eso»Pero antes que ella, hace varios años, otra generación de bercianos abrió un camino completamente cegado a un deporte que, con los logros de Lydia lleva ya tiempo enganchado a la historia del Bierzo.

Mariano Cachón estaba entre aquel grupo de levantadores en el que también figuraban nombres como Pedro Muñoz, actual concejal de Ponferrada, José Antonio Orallo, Matías Fernández, Agustín Martínez, Manuel Cubillos o Genaro Prieto, además de Isaac Álvarez, mentor de la gran haltera, Lydia Valentín, entre otros.

Su primera competición le salió bien y a los tres meses participó con el equipo español en una competición internacional en Valencia contra Francia e Italia. Cuatro meses más tarde se alzó con el título de campeón de España en la categoría Junior en Madrid. En diciembre de ese mismo año 1974 consiguió batir el récord de España Junior con un total olímpico de 187,5 kilos y ser, junto a Francisco Mateos, el mejor levantador de España de todas las categorías por puntos. Llevaba practicando halterofilia tan solo 14 meses.

La carrera de Mariano Cachón se atisbaba prometedora e ingresó en el Centro de alto Rendimiento Joaquín Blume de Madrid. En el año 1975 nuevamente logró tres récords de España, dos en la categoría Junior y otro en categoría Absoluta, «con 85 kilos en arrancada que fue la segunda mejor del mundo Junior y con 197,5 kilos en total olímpico, el cuarto mejor Junior del mundo y mejor levantador Junior y absoluto de España de todas las categorías», recuerda.

Los éxitos seguían llegando, y en1975 subió a la categoría de 56 kilos con dos nuevos récords de España Junior con unas marcas de 202,5 y 205 kilos en total olímpico. Sin embargo, en plena cuesta arriba hacia lo más alto, un importante problema en la espalda empezó a frenar su ascensión. «En el año 1975 y poca gente sabe, sufrí una grave lesión de espalda y fui aconsejado por los médicos deportivos a abandonar el deporte de elite». Pero Mariano Cachón tenía pasión por ese deporte que le había enganchado de lleno y quiso seguir, prestando atención a su problema, subiendo de peso para proteger su espalda, pero seguir.

Y siguió. Con algunas recaídas de su dolencia mas intentando mirar hacia adelante. En los años 1976 y 1977, a pesar de tener que frenar en los entrenamientos para cumplir con el servicio militar, obtuvo un segundo y un tercer puesto en los campeonatos de España de la categoría senior de 60 kilos.

En 1979, un nuevo récord de España con 140,5 kilos en dos tiempos en el campeonato de España en Zaragoza y un total olímpico de 255 kilos.

Los Juegos del Mediterráneo, que se celebraban en Splitz, en la antigua Yugoslavia, estaban a un paso. Y de allí volvió con un diploma como quinto clasificado, con su sesión encima.

Fueron unos años en los que el dopaje también estaba presente en la competición, «no es sólo cosa de ahora. En aquella época era imposible ganar a los países del Este. Todos lo sabían pero nunca les pillaban, siempre iban por delante». Está seguro de que de no haber sido por esas trampas de los rivales, «nosotros hubiésemos tenido varios récords del mundo; éramos muy buenos».

Fue después de esa competición cuando su espalda ya no aguantó más. «Los médicos me dijeron que tenía que dejarlo ya o me podía quedar paralítico», eran varias hernias y roturas que trincaron una carrera que iba a despegar. «Tuve que abandonar con tan sólo 24 años recién cumplidos y en la mejor edad, donde más se empieza a progresar y sabiendo que esa progresión continúa hasta los 35 e incluso más años. Fue una pena no poder continuar con esa trayectoria".

Mariano Cachón logró, a pesar de todo, ocho récords de España en tres categorías distintas y fue más de 15 veces internacional entre encuentros con las federaciones castellano leonesa y la Española de Halterofilia. Había sido preseleccionado en categoría 56 kilos para Los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 y en categoría 60 kilos para los de Moscú 1980, pero no pudo participar finalmente en ninguno de los dos sueños.

«La primera por recaída de la grave lesión y la segunda por tener que retirarse antes y ya definitivamente».

A pesar de todo y«de la frustración de tener que retirarse cuando uno más empieza a evolucionar» se siente orgulloso de su trayectoria deportiva, «corta por desgracia pero, las lesiones también forman parte del deporte y hay que aceptarlas».

Tras su retirada del deporte se afincó en Madrid, donde ha desarrollado su carrera profesional en el mundo de la banca y sin desvincularse del todo del deporte. «Soy cinturón marrón en kárate», presume.

Hace unas semanas, recibió en Fabero un homenaje que el Ayuntamiento quiso rendir a reconocidos deportistas del municipio, como la lanzadora Sabina Asenjo, el futbolista Marianín y el Atleta Rodrigo Gavela. «Cuando competía no me importaban mucho los títulos y los récords, pero ahora es verdad que se agradece que se acuerden de que también otros llevamos antes el nombre de la comarca del Bierzo por el mundo con el deporte».
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