El Cerro de Castrotierra, el mejor cielo del mundo

El escultor del reciclaje, Sebas Román, nació, vive y trabaja en Castrotierra de la Valduerna, hasta uno de cuyos parajes nos lleva: El cerro sobre el que se asienta su famoso Santuario y que es un lugar especial para él, por su cielo, el mismo que aparece en las fotos de sus obras

Fulgencio Fernández
24/05/2021
 Actualizado a 24/05/2021
Para Sebas Román dos de los grandes alicientes del Cerro de Castrotierra son, sin duda, el que él llama el mejor cielo del mundo y las vistas que desde allí divisa.
Para Sebas Román dos de los grandes alicientes del Cerro de Castrotierra son, sin duda, el que él llama el mejor cielo del mundo y las vistas que desde allí divisa.
Pocos tipos más singulares que Sebas Román, pocos artistas más diferentes y únicos en lo que hace, pocos paisanos más buena gente que éste de Castrotierra de Valduerna, su lugar de nacimiento, el pueblo donde vive —siempre que puede— y en el que trabaja. Pocos leoneses irradian mejor rollo y optimismo a su alrededor que el llamado artista del reciclaje o, en su propia expresión, el escultor chatarrero.Dice él que esta alegría de vivir se debe a que «soy una persona a la que la vida le dio una segunda oportunidad poco después de nacer». Y esa misma idea late en su trabajo, en el que utiliza materiales reciclados, pues «si a mi la vida me dio una segunda oportunidad yo se la quiero dar a los materiales con los que trabajo». Y recuerda cómo entró en contacto con los materiales de desecho, la chatarra... «En los 80 el monte de Palacios era un enorme vertedero y, desde las escuelas de la Valduerna, los maestros decidieron realizar una campaña de limpieza y colocación de carteles en chapa para concienciar a la población. Participar en ello me hizo reflexionar sobre todos aquellos atentados que ocurrían constantemente contra el medio ambiente en aquella época: la destrucción de la capa de ozono, el desastre nuclear en Chernóbil, etc». Y de ahí salta a «mi último año de carrera en Salamanca, coincidiendo con la limpieza de una cantidad enorme de residuos informáticos, comencé a sintetizar todos mis conocimientos para desarrollar un nuevo lenguaje basado en la escultura, pero siempre pensando en la fotografía, intentando plasmar los recuerdos de mi infancia e incorporando el reciclaje a todos mis trabajos».

Y así es como encontró su camino este artista chatarrero, en sus palabras, o del reciclaje. Recoge viejos ordenadores, televisores, piezas de lavadoras... y crea unas espectaculares ciudades sobre paneles que él mismo crea, en una fase que le vienen muy bien sus conocimientos de albañilería, oficio de su padre y en el que Román se ocupó con frecuencia a su lado. Una vez finalizada la primera fase de la obra entra en juego la fotografía, la sube a un cerro de su pueblo y la fotografía una y otra vez, un día tras otro, al amanecer o al oscurecer —la vieja Lambretta no deja de hacer viajes— va retratando esos cielos de su tierra que él llama los más bellos del mundo.

A él, a Sebas, le corresponde esta semana llevarnos a su rincón.

- ¿Dónde nos llevas Sebas?
- Ten en cuenta que vivo en el pueblo y si os llevo a otra parte no me lo van a perdonar. Además de ello, por convencimiento propio, si a mí me preguntas por «el tesoro»de mis andanzas no puede ser otro: El Cerro de Castrotierra, ahí al lado del famoso Santuario ‘de los pendones’ pero, sobre todo, en el lugar donde se puede observar el cielo más bello del mundo, sobre todo en los atardeceres, ése que tantas veces he retratado.
- Y se llega muy fácil.
- Claro. Andando o, como hago yo, en mi vieja Lambretta, que también es hija de la filosofía del reciclaje pues no se si le quedará alguna pieza original.
- La histórica BI-76.321.
- No me resisto a contarte una anécdota de las nuevas generaciones. Vieron la matrícula en La Bañeza dos chavales, una pareja, y razonaban que era vieja pues empezaba por BI, pero le faltaba otra letra, hasta que el chaval dijo: Eso va a querer decir Behículo Istórico. Espero que fuera una broma.

Y Sebas explica que, además del Santuario, de los cielos, de la nostalgia del pueblo, aquel cerro «tiene algo telúrico, especial, yo cuando necesito despejar voy allí y la mente seabre y descongestiona. Al margen de ello, las vistas son espectaculares, lo más atractivo del lugar, puedes disfrutar desde las faltas del legendario Teleno, se ven pueblos como Robledino, Robledo, Destriana y la torre de Fresno de la Valduerna, que pertenecía al pueblo de Vega de la Valduerna, desaparecido según se cuenta por una peste, para que nos falte de nada, ni realidad, ni leyenda...».

Ni el cielo más bello del mundo.
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