El castillo de Toral: un bello gigante de barro

Toral de los Guzmanes y su ‘palacio’ son conocidos por albergar la mayor colección de botijos del mundo, pero centramos nuestra atención en el edificio contenedor, un magnífico castillo de tapial

Javier Revilla
02/09/2018
 Actualizado a 17/09/2019
Imagen del Castillo-Palacio de Toral de los Guzmanes. | REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE JAVIER REVILLA y TERESA GIGANTO
Imagen del Castillo-Palacio de Toral de los Guzmanes. | REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE JAVIER REVILLA y TERESA GIGANTO
Suele criticarse a los gigantes con pies de barro por su debilidad. El castillo-palacio de Toral de los Guzmanes sería la excepción, pues siendo una gran mole es la tierra es su principal material constructivo y a pesar de ello –o mejor dicho, gracias a ello– lleva siglos erigido, soportando asedios y desdichas.

Les recomendamos la visita a Toral de los Guzmanes por varios motivos. No dejen de pasear por sus calles, con grandes y cuidadas casas, algunas porticadas y otras con referencias heráldicas que marcan su noble pasado. También deben conocer su iglesia parroquial, dedicada a Santa María y que muestra bastantes evidencias de su arquitectura mudéjar, especialmente su portada sur de ladrillo, sencilla pero muy bella.

De la iglesia de San Juan sólo queda su torre, pero esta es de una gran calidad arquitectónica y pronto se convertirá en un mirador visitable. En el convento de Nuestra Señora de Belén, las monjas jerónimas realizan unos dulces para deleite de los más golosos.

Además de todos estos atractivos, Toral de los Guzmanes se distingue por poseer una casa fuerte o castillo muy interesante desde varios puntos de vista. Comencemos diciendo que aunque lo llaman palacio, esta denominación puede confundir con el Palacio de los Guzmanes que la misma familia construyó en la ciudad de León y hoy constituye la sede de la Diputación.


El de Toral, digan lo que digan, fue un castillo o casa fuerte que además tuvo notables episodios bélicos y demostró su eficiencia defensiva. Antes de comentarlo añadamos también que aunque en todos los lugares aparece como del siglo XIII, lo que hoy podemos ver es mayoritariamente de los siglos XV-XVI y no por ello tiene menos mérito.

La fortaleza de Toral de los Guzmanes se compone de cuatro torreones, unidos por lienzos que forman un gran edificio cuadrangular. Se rodeaba de foso el cual hoy está cegado; sería una gran iniciativa recuperarlo mediante una excavación arqueológica y aumentar así la ya de por sí imponente majestuosidad del castillo.

Hace unos 30 años apenas se conservaban tres torreones y dos lienzos ruinosos, amenazando ruina completa. Pero la iniciativa del Ayuntamiento y el empeño del arquitecto Eloy Algorri lograron salvarlo. Más tarde se reconstruyó el cuarto torreón, de mayores dimensiones al resto, que hoy alberga las oficinas municipales.
El castillo tiene dos accesos, pero recomiendo entrar por el del lado este, una pequeña puerta de ladrillo mudéjar que encima muestra escudos del siglo XV posiblemente de Elvira Bazán y Pedro Núñez de Guzmán.

Con sus descendientes Ramiro Núñez de Guzmán y María Juana de Quiñones la primitiva casa fuerte de Toral se amplió y embelleció notablemente. De su periodo es seguramente el patio columnado que tuvo el castillo, del que lamentablemente apenas quedan restos, aunque todavía pueden verse los arranques en las esquinas.

El castillo o casa fuerte de Toral tuvo notables episodios bélicos y demostró su eficiencia defensiva
El castillo se vio inmerso en los principales conflictos de los siglos XV y XVI. La guerra civil castellana y especialmente la de las comunidades llegaron a cercar la fortaleza. Ramiro Núñez de Guzmán, siempre en el bando de los perdedores, fue uno de los Comuneros más destacados de León y huyó a Portugal para evitar las represalias de Carlos V. Fue por ello que la defensa del castillo de Toral la hizo su esposa María de Quiñones, con tal bravura que aguantó un asedio de 4 meses, pactando una rendición sin destrucción de la fortaleza, salvándola de ese modo.

Gracias a ella hoy en Toral de los Guzmanes existe este castillo, singular por su factura en tierra. Sus enormes muros tienen parte de piedra y ladrillo, pero mayoritariamente fueron construidos con tapial (tierra apisonada) al igual que la Alhambra de Granada. Si lo visitamos con tiempo observaremos el detalle de las aspilleras que defendían el foso.

En su planta más noble, donde se abren los mayores ventanales hacia el Poniente, se encuentra el Museo del Botijo, la mayor colección del mundo de estos cacharros de barro cocido, propiedad del riojano Jesús Gil-Gibernau.

Como ven, alicientes no faltan para hacer una escapada hasta Toral de los Guzmanes. Añadan que está apenas a media hora de León por autovía y que se emplaza en la fértil vega del río Esla.
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