El cartero no llamó dos veces

28/04/2022
 Actualizado a 28/04/2022
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No te fíes de los títulos de las películas que sólo son eso, películas. No te creas que el cartero siempre llama dos veces porque eso sólo era verdad cuando los carteros traían cartas y noticias, y llevaban cartas y respuestas, cuando los carteros eran esperados como agua de mayo cuando el hijo o el hermano había cruzado el charco buscando fortuna y contaba cómo era aquel mundo convertido en tierra de sueños, cuando el cartero venía con los avatares del soldado en la mili y marchaba con el paquete de chorizos para sobrellevar el frío de todos los cuarteles, a veces disfrazado de calor insoportable bajo las uralitas de los barracones. Aquellos carteros traían noticias del novio que se fue a ganar unas perras para la boda y la novia recibía la carta con los avances de la larga espera.

Los viejos poetas salían de las cárceles escribiendo a sus carceleros canciones de amor para las novias que les esperaban en casa. Los carteros tenían que llamar dos veces pues sabían que en aquel sobre con remite lejano venían trozos de vida para sobrellevar el futuro.

Pero ahora los carteros son muchas veces el último eslabón de una cadena que arranca con un tornillo en China y saben que ayudó a cerrar la vieja ferretería del pueblo. Ahora los carteros traen cartas de los bancos que no merecen una segunda llamada, ni tan siquiera la primera, pues te anuncian que suben las comisiones, bajan los derechos, cierran las puertas y te echan a la mierda con unas palabras que parece que dicen otra cosa.

Los carteros saben que ya no merece la pena llamar dos veces. Digan las películas lo que les de la gana.

Y habrá quien se convierta en esqueleto esperando la carta que no llegó, la noticia que no se produjo, el regreso que nadie anunció, la vida que no se escribió.
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