No lo dudes ni un momento, son sinceros los dos. Lo que te sugiere la foto es verdad. El bueno de Félix no necesita demostrar que cuando mira así a un cachorro de mastín le está diciendo exactamente lo que su gesto dice y no existe ternura menos impostada que la que ves. El bueno de Guzmán –no es un juego de palabras– también le está diciendo a Félix exactamente lo que su gesto dice pues no existe ternura menos impostada que la que ves, la de un cachorro de mastín en las mismas manos que cada día le abrazan.
Guzmán llegó al acto sin nombre pero, como era en el Palacio de los Guzmanes, salió llamándose Guzmán.
Guzmán llegó al acto sin nombre pero si en esta tierra ese nombre está unido al apellido ‘El Bueno’ y además el acto era de celebración y exaltación de la trashumancia es evidente que bautizarlo como Guzmán parecía apropiado. Y, además, como a Félix pocas cosas hay que no le parezcan bien si son buenas para sus mastines, para sus cachorros, para sus careas o sus perros de pastor leonés... pues miel sobre hojuelas.
Estaba en el acto un ex presidente del Gobierno, un presidente en activo, diputados y señorías, premiados e historiadores, trashumantes y trashumados, autoridades y no tanto... pero las miradas se clavaron en el más pequeño y dócil de todos, un recién nacido que llegó sin bautizar y salió llamándose Guzmán, un cachorro que pasaba de mano en mano sin llorar en ninguna de ellos, un perro que no le preocupaban los flashes y mientras las cámaras le buscaban a él y sus gestos él buscaba la cara de su amigo para darle un lametón y pedirle una caricia.
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