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El calentamiento catalán

03/10/2017
 Actualizado a 17/09/2019
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El denominado proceso catalán se está desarrollando poco a poco hacia el enfrentamiento por razones obvias.

Cuando una persona padece los síntomas de una enfermedad acude al médico para que le detecte la causa del mal y le recete los remedios necesarios con el fin de impedir el avance del virus que le puede llevar a consecuencias fatales. El paciente toma los remedios, se cura y a continuar su vida normal. Por el contrario, el paciente se automedica o sigue los consejos del chamán de turno y puede que agrave su situación, sufriendo las consecuencias irreversibles de su proceder poco serio.

Esta situación tan simple suele suceder con demasiada frecuencia histórica a un paciente muy tozudo y recalcitrante como es nuestra querida España.

Naturalmente si consideramos que existen rincones de la geografía española con una repetición bastante cansina en este aspecto, la patología podemos catalogarla de crónica.

Cataluña que, a pesar de los separatistas teóricos de siempre y oportunistas, es una región española que tiene las características propias del enfermo matriz y además en algunas vertientes corregidos y aumentados, es el prototipo de problema enquistado que cíclicamente, y a pesar de los numerosos encontronazos, renace como el Ave Fénix, gracias a esa reiterada forma de no resolver los problemas que aplican los Gobiernos de turno.

Consideramos que esta situación se ha agravado debido a una serie de factores que enumeramos a continuación:

*Ausencia de reformas de nuestra Carta Magna, especialmente en lo que se refiere a la ordenación del territorio autonómico y sus competencias.

*Las transferencias se han realizado con un criterio de conveniencia política de pacto, de acuerdo con las necesidades de votos del partido en el poder, cada uno en su momento, dando un sobredimensionamiento a partidos minoritarios y de marcado signo separatista, siempre dispuestos al acuerdo en función de la tajada económica que deseaban conseguir en detrimento de las demás regiones, sumisas éstas a la decisión de las cúpulas de sus partidos.

*Una política lingüística equivocada y llena de lagunas siempre ofensivas hacia la lengua oficial española, dejando a un lado el ejemplo de naciones próximas donde las lenguas que no son oficiales tienen el rango de dialectos, sin discutir por supuesto su entidad de idioma.

*Falta de cumplimiento de las Leyes estatales por parte del ente autonómico y con clara desventaja para los españoles que habitan Cataluña y desean un trato correcto y son respetuosos con las Leyes generales. El Gobierno siempre ha mirado hacia otra parte aunque ahora se ponga en plan «señora agraviada».

*Ausencia de un proyecto característico de región que tuviera en cuenta la singularidad y personalidad de cada autonomía pero sin que ello supusiera un hecho diferencial disgregador y personalista.

*Retraso de la reforma del Senado y del Congreso de los Diputados que deben ser reflejo de las inquietudes que tiene el ciudadano y sentir más cercano el trabajo de los diputados y senadores. Por supuesto que habría que llevar la reforma también a la Ley Electoral y al sistema de organización de los partidos políticos.

*Una reforma para que la Justicia fuese más rápida, cercana y efectiva sobre todo en los casos en que la corrección en los casos de corrupción y no acatamiento de las Leyes debe ser contundente y ejemplar.

*Una justa distribución de la riqueza y un estudio más razonable del sistema impositivo puesto que la actuación de algunas instituciones como ayuntamientos y comunidades autonómicas está más cerca del Medievo que de una sociedad moderna y equitativa.

*La falta de un proyecto que afecte al sentir general como nación española en sus símbolos esenciales y que deje bien claro que el insulto y el desprecio hacia lo que significa la dignidad y el sentido de la nación se debe corregir de forma contundente.

*Una ausencia de pacto educativo que está derivando los resultados académicos hacia cotas de negatividad cada vez más preocupante y que implique la elaboración de un Plan Nacional Educativo único, eficaz, moderno y comprensivo con las peculiaridades regionales pero con unos objetivos ambiciosos y mínimos de preparación en valores, conocimientos y técnica de acuerdo con los tiempos que vivimos.

*Todas las regiones son históricas y no debe haber distinciones ni prebendas para nadie porque de ahí han dimanado los agravios comparativos y las disensiones en el seno de la comunidades autonómicas.

*Demasiado temor a aplicar las Leyes en Cataluña con el fin de no irritar a los grupos nacionalistas que como se ha comprobado no tienen respeto por nada ni por nadie y desean cumplir su objetivo de disgregación del resto de España.

*Corregir el excesivo “peso electoral” de estos partidos nacionalistas en el contexto del Parlamento Nacional que en muchas ocasiones determinan las mayorías a cambio de concesiones inconfensables para los partido que detentan el Poder.

*Demasiados desprecios e insultos al resto de los españoles por una autosuficiencia de los grupos separatistas y su política de intimidación.

*Demasiado papanatismo de los partidos políticos para contar con los votos independentistas con el objetivo de conseguir la mayoría en las votaciones: pecado de los partidos nacionales españoles.

*Cobardía de la clase burguesa catalana que tantos negocios ha hecho en toda España y que está callada en espera de ver cómo se decanta el problema.

Y así podríamos seguir y enumeraríamos más agravios minuciosos del diario vivir de aquellos que se sienten españoles y catalanes y que viven una auténtica angustia en el seno de las familias, ya que el problema ha llegado a estos límites debido especialmente a la excesiva permisividad de los gobiernos centrales, que han dejado que una hidra separatista se ampare sobre unos medios de comunicación engrasados con dinero de todos, unos políticos autonómicos díscolos que no cumplen las leyes, un sistema educativo que ha formado unas generaciones en desafecto con el proyecto español común y la discriminación lingüística y de información histórica totalmente errónea a sabiendas.

Los gobiernos de España en sus distintas etapas han consentido todo ésto y ahora esperamos que se solucione de forma racional, contundente y justa siempre dentro de los límites de la Constitución y el sistema democrático por supuesto, amparando a esa mayoría silenciosa que no sale a la calle porque nunca se ha visto protegida debido al incumplimiento de las leyes y a la escasa presencia del Estado español.

¡ Así se las ponían a Fernando VII! Por lo tanto, ¡a gobernar y cumplir, señores del Gobierno!
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