El bosque ostra, que tiene 'perla'

El Monasterio de Nogales es (fue) una de las joyas del patrimonio leonés, hoy abandonado, comido por la maleza. ProMonumenta trata con sus hacenderas de "robarle" a este bosque la ‘perla’ que tiene en su interior. Ya han comenzado

Fulgencio Fernández
07/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
El aspecto al iniciar los trabajos era realmente desolador. | DAVID GUSTAVO LÓPEZ
El aspecto al iniciar los trabajos era realmente desolador. | DAVID GUSTAVO LÓPEZ
La iglesia y el monasterio de Santa María de Nogales existen, muy deteriorados, pero existen; debajo de un bosque de maleza en el que parecen la perla del bosque-ostra, pero allí están. Y ProMonumenta, el veterano grupo leonés de amigos del patrimonio, ha vuelto a posar su mirada y sus azadas y desbrozadoras sobre ellos. Este fin de semana han realizado la primera de sus generosas hacenderas, que tendrán que repetir, pues la tarea es ingente.

Uno de los asistentes, David Gustavo López, cuenta que fueron «24 miembros de ProMonumenta que acudimos a la hacendera en el abandonado monasterio de Santa María de Nogales, situado en un bellísimo paraje a orillas del río Eria, a tan solo un kilómetro del también hermoso y tradicional pueblo de San Esteban de Nogales». Señala López que «la actuación se concentró en el interior de la iglesia, cuya enorme superficie y la enmarañada selva de zarzales y arbustos que en ella crecen impidieron que fuese concluida la vez anterior. Pero ahora sí, ya casi se ha dado el remate, aunque ha faltado tiempo para ese casi que todavía se apodera de la cabecera del templo».

Hablamos de una iglesia de porte impresionante, «de tres naves, de la que se conserva la fachada, parte de sus muros y arranques del crucero y un salpicado de fracciones de muros laberínticamente dispuestos. De esta obra, Gómez Moreno en 1908 escribía: ‘iglesia morisca, la más pujante acaso y atrevida que se construyera’». Y matiza López que «hoy está clamando por, al menos, una consolidación de su fachada y de cuanto de ella queda».

Habría que añadir los cuidados que pide el resto del monasterio, que es la siguiente tarea que se ha impuesto ProMonumenta hasta lograr que sea visitable. «No se puede permitir que caiga el olvido sobre esta joya, fundada en el año 1150 por el matrimonio Vela Gutiérrez y Sancha Ponce de Cabrera para monjas cistercienses, aunque, ante la magnitud de la obra emprendida, en 1164 fueron sustituidas por monjes del monasterio de Moreruela, también del Císter, quienes culminaron la iglesia en el año 1172, prosiguiendo obras en el resto del monasterio casi hasta la exclaustración de 1836».

La actual alcaldesa visitó a los voluntarios y aceptó las necesidades urgentes del monasterio...

Después del día 26, la respuesta.
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