El bosque no impide ver el arte de Santocildes

El artista lleva su pasión por la madera y perfecto su dominio de este elemento en la Casa de Cultura de Carrizo de la Ribera

Vicente García
30/01/2020
 Actualizado a 30/01/2020
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José A. Santocildes es un maestro trabajando la madera. Sin embargo, mientras otros, como los carpinteros y ebanistas, la trabajan para elaborar muebles y útiles que nos sirven para nuestras vidas y los talladores hacen bonitos dibujos, él saca la esencia de su médula creando formas y elementos diferentes que muestran lo que son los árboles y cómo se puede conseguir algo diferente y poético, visualmente armónico con elementos vegetales.

En su labor de investigación continua ha ido buscando los distintos comportamientos de la madera así como formas de presentar sus obras, recordando la pintura o la escultura, con técnicas propias como el gofrado o la separación de láminas, forzando sus diferencias… todo ello en la continúa búsqueda de un modo de expresión en el que se tenga en cuenta las características del material con el que trabaja y sus posibles modificaciones sin llegar a partirlo.

Son muchos los trabajos de experimentación que ha realizado y bastantes los premios recibidos por un trabajo innovador y revolucionario en el panorama artístico.

Fruto de todo ese trabajo previo nos encontramos la exposición que presenta en la sala de la Casa de la Cultura de Carrizo de la Ribera, titulada ‘Una hoja en el bosque’ y que recoge los frutos de todo ese trabajo previo de asimilación del funcionamiento de los materiales que utiliza y las técnicas que emplea.

Nada más entrar en la sala destaca la hoja de chopo dibujada al pastel, enmarcada y colocada en un caballete de pintor. Alrededor se encuentra el bosque con una serie de láminas de maderaancladas al suelo, dúctiles y maleables, que semejan árboles que puede mecer el viento o la mano del espectador. En esas tablas, mediante la técnica del gofrado, hay una serie de figuras vegetales que dan más apariencia de bosque a los elementos distribuidos por la sala. También sobre las paredes se cuelgan tres láminas que se balancean a modo de ramas según cuenta: «estas tres piezas son más aéreas, quiero desafiar un poco el espacio haciéndolas volar, con el equilibrio de las hojas mediante gofrado y transferencia de imágenes». Son láminas planas, no muy estrechas pero fáciles de mover. Por otro lado se encuentra la experimentación anterior del autor en la que una tabla se disgrega en varias láminas que se moldean retorciéndolas hasta formar extrañas figuras, casi en el límite de la rotura. Como dice: «son tablas a las que le hago sus pequeñas ramas para enredarlas entre sí como las ramas de un árbol cuando se van entrelazando de la forma más sencilla, formando una pieza donde conseguirla es el reto de que las ramas no se rompan y las formas se mantengan». Todo ello compone la obra de este autor que dice que «quería formar un bosque según mi visión, o sea partiendo de lo que veo todos los días en el campo, por la ventana, cuando salgo a pasear por mi zona rural. Es lo que me incita a hacer una escultura simulando a estos árboles que son los chopos, los varales, los alisos… o sea, las formas de nuestra ribera, incorporando en mi escultura formas muy sencillas y equilibradas, al igual que cuando sale un árbol del suelo, utilizo limpiamente una tabla donde reflejo los grabados».

Son piezas largas, ancladas al suelo, como con raíces. Dice el autor: «Tengo una pieza muy importante que hice para el exposición de los pendones en el Museo etnográfico, una lámina de 20 cm por 5,30 metros, anclada al suelo, que tiene una vibración que se puede mover, una oscilación, quiero decir que los árboles en el bosque se mueven con el aire, esos contrapesos que tienen se balancean y no se caen. Ese equilibrio yo creo que lo he conseguido con mis obras, en este caso con esta obra majestuosa de 5,30».

Se trata de una visión artística de su bosque y de la vida rural, una vida muy relacionada con las riberas arboladas del río Orbigo que ve todos los días, cómo salen del suelo, cómo las mueve el viento, e investiga cómo conseguir mostrarlas artísticamente a través de un duro y complicado trabajo.

Sus proyectos de futuro pasan por crear un pequeño museo en su pueblo, para mostrar las obras que ha ido realizando a lo largo de su trayectoria, seguir investigando en esa línea que tan buenos resultados le ha dado y con la que tantos premios ha conseguido.

Una exposición que puede disfrutarse paseando entre ese bosque en la sala de la casa de la cultura de Carrizo de la Ribera.
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